Antonio Agredano y sus viajes en taxi
Habla el periodista de los taxistas a los que agardece su esfuerzo "cada día, por hacernos la vida más llevadera"
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Cuando un taxista me dice: “¿Por donde tiramos?”, le contesto: “Si le tengo que guiar yo, acabamos en Polonia”. Y me recuesto en el asiento y pienso en los viajes que fueron y en los viajes que vendrán. La vida es movimiento. Que se lo digan a los taxistas, cuando las madrugadas son interminables. Cuando se montan turistas demasiado pejigueras. Cuando aparcan el coche tras un día de calor y pocos clientes. Yo le pido a Dios la paciencia de los taxistas, su comprensión cuando he bebido y no pronuncio bien el nombre de mi calle y su esfuerzo, cada día, por hacernos la vida más llevadera.