¿Con qué compara Antonio Agredano la croqueta?
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“Croqueta, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Cro-que-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Cro. Que. Ta.”. Si Nabokov hubiera probado las croquetas de Casa Ricardo, nadie hubiera oído hablar de esa tal Lolita. Y el principio del libro hubiera ido por otro lado.