Recuerda Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' los tesoros que guardamos "con mimo" de nuestra infancia
Y entre esos tesoros se encuentran los míticos He-Man
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Los He-Man, como los llamaba mi padre, con sus cuerpecitos rechonchos y ridículamente musculados, eran mi riqueza. Los guardaba con mimo, el castillo de Greyskull estaba intacto. Sus espadas, sus escudos… no les faltaba un perejil.