'Crónicas Perplejas': “Los tatuajes no son nada sin la vida que llevan detrás”

Habla Antonio Agredano de tatuajes

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".

La vida es un viaje y nuestro cuerpo es el mapa. Cada cual elige sus caminos: las ciudades en las que hacer noche, los mares en los que refrescarse; y los recuerdos que llevarse, de un lado a otro, para endulzar el trayecto. Para mirar atrás y sentir que cada paso mereció la pena. La memoria es una tregua íntima.

Es mejor no explicar los tatuajes. Para mí son una senda. Un cuaderno de viaje escrito sobre mí mismo. Están mis hijos, mis viejos amores, mi familia… y algunos de mis deseos y tres o cuatro poemas que me guiaron en la oscuridad.

Porque el caminante a veces se siente solo y desorientado. Porque vivir es, sobre todo, buscar la luz con la voracidad de un insecto. Y el consuelo de la luz no sería posible sin esos instantes de tiniebla y de duda y de incertidumbre.

Por eso nos aferramos a las palabras de los que ya pasaron por aquí. La tinta no tiene mayor importancia. Lo siento así. En la tinta hay afectos. Hay recuerdos. En la tinta conviven los errores con los aciertos. Y lo que fuimos con lo que somos. Son una armonía garabateada sobre la piel. Pero los tatuajes no son nada sin la vida que llevan detrás.

Los tatuajes no son trascendentes. Son sólo dibujos. Sólo letras. Sólo ocurrencias. Si no existieran los mapas, seguirían hallándose los caminos. Pero si alguien decide dejar una huella para siempre en su piel, sus motivos tendrá. Igual que el que no lo hace. Lo importante es vivir, vivir con entusiasmo y curiosidad, y luego que cada cual cuente su trayectoria vital como quiera.

Con tinta o sin ella. En un libro o a viva voz. La vida es un viaje. Nuestro cuerpo es el mapa. Y el corazón es el músculo que nos anima a seguir, pese al cansancio, pese a la inquietud. Porque sólo somos el legado de nuestras huellas. Porque sólo somos el rastro que vamos dejando en el camino.

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