'Crónicas perplejas', a los afectados por la DANA: “No hay consuelo, lo sé, pero aquí estamos. Compartiendo en silencio este dolor”

Palabras de aliento, consuelo y apoyo de Antonio Agredano para quienes están viviendo esta terrible tragedia

Antonio Agredano

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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'. 

Hay días en los que la palabra es un objeto inútil. Como un jarrón que no sabemos donde poner. Así lo siento hoy, cuando la desgracia nos asola. Cuando el dolor nos invade a ambos lados del micrófono.

Nos creemos reyes de nuestras vidas, pero la vida, a veces, elige sus propios caminos. La naturaleza es así, inesperada y terrible. No tiene medida. No tiene compasión. Y, a veces, con su ritmo furioso, arrasa nuestros mundos cotidianos. Arrasa las vidas. Y arrasa hasta la esperanza.

No hay consuelo, lo sé, pero aquí estamos. Compartiendo en silencio este dolor.

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Hay mujeres y hombres en este momento luchando contra la lluvia, contra las riadas y contra el caos. Para ellos va nuestro abrazo y nuestro reconocimiento. Los vemos en los vídeos, abrazados a personas que piden auxilio. Son su llave a la supervivencia. Su trabajo, su profesionalidad, su coraje, es claridad en la destrucción.

En días como hoy no me importa confesar que tengo miedo. Miedo a que sucedan cosas terribles e inesperadas. Miedo a que nuestra vida se trunque. Miedo a lo que no podemos controlar. Miedo al propio miedo. Miedo al daño. Miedo a poner las noticias y ver la cifra de fallecidos. La desesperación y la angustia de los que buscan a sus familiares. La mirada vacía de quien lo ha perdido todo.

No hay consuelo, lo sé, pero aquí estamos. Compartiendo en silencio este dolor. Sentados, mirando al suelo. Con el tacto de nuestras manos y la sal de nuestros ojos. Se quiebran las rutinas y las vidas se rompen y tras la tormenta no vendrá la calma. Pero quiero creer que hay siempre hay una luz. Que siempre hay un camino. Que las heridas terminarán siendo cicatrices.

Y sé que estas palabras no curan, pero quiero creer que la radio es compañía en la tristeza y una levísima llama que tiembla, solitaria y persistente, en la oscuridad.

LAS 'CRÓNICAS PERPLEJAS' DE LA SEMANA DE ANTONIO AGREDANO

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