'Crónicas perplejas': "Creo que la vida no es tan extensa ni tan lineal, es solo un círculo en el que giramos"

En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'. 

Imaginamos la vida como una línea recta. Con un principio y un final. Como un juego en el que avanzamos a toda prisa, esquivando obstáculos, tratando de salir airosos, sin perder demasiadas vidas en el camino.

Pero me hago mayor y creo que la vida no es tan extensa ni tan lineal. Que realmente nuestra existencia es pequeña y tiene forma de 'o'. Que es solo un círculo en el que giramos. Un tiovivo del que, llegado el momento, nos bajaremos, para que otros se suban. Pasamos muchas veces por el mismo sitio. Y a cada vuelta saludamos y buscamos a nuestros padres con ingenuidad.

Porque vamos a ver los mismos paisajes que antes vieron ellos. Vamos a decir las mismas frases que ellos dijeron. Que este carrusel no es nuevo, que tiene la huella de otros niños en los estribos y que la pintura de los caballitos ya está desgastada por el uso. Y alzamos las manos. Nos dejamos llevar. Si cerramos los ojos, hasta parece que cabalgamos.

Porque eso es la vida, un milagro que gira, que arranca de golpe y un día se para. Y nuestros padres nos miran con cariño. Y sentimos el aire en el rostro y la música de fondo y aunque estemos dando vueltas siempre en el mismo lugar, avanzamos. Avanzamos con el amor y con el tacto. Y rezamos porque la siguiente vuelta no sea la última. Y no podemos evitar sentir un nudo en la garganta cuando notamos que se va frenando aquel cacharro.

Aquel mecanismo viejo y lleno de desconchones donde nuestros padres y los padres de nuestros padres también giraron. Y un día soñaron, como nosotros, que cabalgaban. Como si la vida no fuera un círculo que daba vueltas sobre sí mismo, sino una gran llanura donde confundirse con el horizonte.

Esa ilusión compartida es la vida. Esa aventura fugaz pero deslumbrante. Y que cada vuelta sea una bienvenida y una despedida. Fuimos críos, luego padres, luego abuelos, y algún día ni siquiera estaremos. Pero el tiovivo seguirá girando. Y los niños seguirán diciendo adiós, a cada vuelta, con sus diminutas manos.

Las 'Crónicas perplejas' de la semana de Antonio Agredano

'Crónicas perplejas': "Las casas son nuestro refugio"

'Crónicas perplejas': "Si oyéramos una explosión en la ciudad, antes de asomarnos por la ventana, miraríamos el móvil para ver qué ha pasado"

'Crónicas perplejas': "Lo más complicado no es imitar a otros, sino no dejar de ser nosotros mismos"

'Crónicas perplejas': "Una buena palabrota, bien dicha, colocada en su sitio, no deja pasar ni un argumento peregrino"