'Crónicas perplejas': "Solo soy exigente en una cosa: en la gente que quiero a mi lado"

Habla Antonio Agredano de gustos y preferencias

Antonio Agredano
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Antonio Agredano

Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de gustos y preferencias

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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.

“Tú eres muy delicado para pobre”, me decía mi madre cada vez que yo criticaba lo salado de las lentejas o la blandura de las galletas Maria cuando no se cerraba bien el plástico.

Aun así, siempre he sido un hombre de gustos sencillos. Y siempre recuerdo aquel poema de las 'Soledades' de Antonio Machado, que define, para mí, lo que es la vida. Habla de esas personas que: “Nunca, si llegan a un sitio, preguntan adónde llegan. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca”.

Si no me invitan a algún lado, no molesto a nadie para ir. Me quedo en casa y tan tranquilo. Cuando me invitan, me gusta llegar sin hacer demasiado ruido. En la mesa escucho más que hablo. Si la comida me gusta, la alabo y si no me gusta, pues evito hablar del plato.

Me gusta beber. Me gusta no dar explicaciones. Cuento pocas penas, que los entretenga otro. Y odio sentirme observado. Si el vino es bueno, bien. Si el vino es malo, bien también. Si tengo que fregar, friego y si tengo que barrer, barro. Tampoco me gusta llegar a mesa puesta. No me gusta sentirme halagado. Sólo soy uno más. Si con el alcohol hago un poco el tonto, pues eso soy. A quien no le guste, que no me llame más.

Me gusta escuchar a la gente reír, por eso cuento chistes en los postres. Y, si estoy a gusto, tengo cosas de payaso. No sé si la receta lleva cúrcuma. No sé de bodegas ni de añadas. El marisco no sé comérmelo bien, pero pregunto. Siempre pregunto. Pregunto por todo porque la curiosidad es la que hace que nos movamos.

Pero mira, pensándolo bien, sí soy pejigueras en algo. Y bastante, bastante delicado. Sólo soy exigente en una cosa: en la gente que quiero a mi lado.

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