'Crónicas perplejas': “Las escenas que se viven desde la butaca de un cine sobreviven para siempre"
Habla Antonio Agredano de los premios Óscar
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
¿Por qué no hay premio Óscar a los títulos de crédito? Porque de eso sí que podemos hablar. De las películas no, porque me duermo. No es culpa de los directores ni de los actores ni del guion, es culpa exclusivamente de los días. De los madrugones, del gimnasio, del trabajo, del ajetreo de los niños, de las colas en el supermercado, de los atascos. Cuando me siento en el sofá y le doy al play, apenas me da tiempo para ver el título de la película, la musiquita… y poco más.
Me quedo ahí en el sofá sentado, tieso, como la estatua sedente del faraón Kefrén. Con los ojos cerrados mientras la historia continua ajena a mí. A la hora o por ahí me despierto y pienso: ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué está sucediendo en la televisión? Apago todo y me meto en la camita a seguir con el sueño. Como para hablar de Óscars estoy yo. Como para cuestionar el premio al mejor vestuario o a la mejor fotografía.
Menos mal que aún nos queda el refugio de los cines. Los domingos por la tarde. A poder ser, con lluvia fuera. En un cine vi 'La Lista de Schindler' y 'Bailando con Lobos'. En un cine vi a Cate Blanchett en Blue Jasmine y a Hilary Swank boxear en 'Million Dollar Baby'. En un cine me emocioné con la asimétrica historia de amor Call me by your name. Todas premiadas, todos premiados. En cada una de esas películas encontré refugio y verdad.
Para mí los Óscars son una butaca y un recuerdo. En el sofá me suelo dormir, en el sofá el tiempo pasa rápido y leve… pero las escenas que se viven desde la butaca de un cine sobreviven para siempre en la memoria y en el corazón. El cine, al fin y al cabo, es oscuridad, una pantalla gigante y una emoción que no admite interrupciones.