'Crónicas perplejas': “En los momentos más importantes de mi vida, mi memoria también me ha traicionado”
Habla Antonio Agredano de aquellas personas que son despistadas, de los despistes que a veces tiene la gente
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
Una vez me olvidé a mi hermana pequeña en la puerta del colegio. Yo me hacía responsable de ella y regresábamos juntos a casa. Cuando llegué a la puerta mi padre me vio allí solo y gritó: “¿Dónde está la niña?” y tuvimos que salir corriendo a buscarla. Estaba sentada allí en un banco, con su mochila, seria. Y cuando nos vio dijo: “No pasa nada papá, ya sabes que Antoñín está empanado”.
No evitó la bronca, pero me gustó escucharla y sentirme comprendido. No sé dónde tengo la cabeza. Muchas veces estoy sin estar. Como si mis ideas se volcaran hacia otro lado. Tengo mala memoria, me despisto con facilidad, olvido las caras, los nombres y los números de teléfono. Una vez, hace mucho, conocí a una chica bellísima en una discoteca. Como ya no nos quedaba batería en los móviles aquellos, nos dijimos los números de memoria. A la semana me escribió un sms. “¿No me ibas a escribir al llegar a casa?”. “Lo hice. Y alguien me contestó: No soy Carla, idiota. Y no son horas de mandar mensajes”.
Si no llega a ser por ella, jamás nos hubiéramos besado. Jamás hubiéramos convivido. Jamás hubiéramos sido tan felices como fuimos. En los momentos más importantes de mi vida, mi memoria también me ha traicionado.
Ya es tarde para cambiar. Donde quiera que esté, siempre andaré por otra parte. Soy un astronauta que camina sobre la Luna aunque me veas pasar cerca de ti. Siempre voy buscando, soñando, imaginando. Aunque mi cuerpo esté en el hoy, mi cabeza ya anda en mañana. Es el precio que pago por estas palabras. Por perderle el miedo al folio en blanco. Escribir es eso: huir de lo que soy para encontrarme contigo, cada mañana, al otro lado de la radio.
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