Santi González: "A Torra le pondrán una multita que lo pagaremos a escote"

A la de una, a la de dos y a la de tres, Torra ha desobedecido y van tres veces, la orden de retirar los lazos amarillos de los edificios públicos. Le pondrán una multita que lo pagaremos a escote y se le amenazará con una inhabilitación improbable. Para cuando se acabe el papeleo, el menguado que preside la Generalidad habrá llegado a la edad de jubilación, pero no le alcanzará. Por otra parte ha optado a una estrategia recurrente, someter la decisión de la Junta Electoral Central al arbitraje del Sindic de Greuges, tanto da.

El síndic es Rafael Ribó. Y si los golpistas que están siendo juzgados por el Supremo resultan condenados pondrán recurso de amparo ante, no sé, los maceros del Parlamento de Cataluña, símbolos de autoridad. De momento, la única esperanza, débil, es verdad, está en la división de los golpistas catalanes. Los de Esquerra son partidarios de acatar. Justo al revés que Puigdemont y su ‘balido’, con b de burro, que es el animal totémico de Cataluña y que el columnista Espada se empeña en escribir con ‘v’. Incomprensiblemente.

En todo caso esta es una esperanza débil y tiene una condición severa: que se odien entre sí más de lo que odian a España y a los Lo que sí es noticia, cada día más, es la vista del juicio ante el Supremo. Los testimonios de los guardias civiles fueron una vuelta más para la tuerca del procés. Cuatro datos: la turba tratando de arrancar a un detenido de la Guardia Civil hasta el punto de que el propio detenido tuvo un ataque de pánico. El segundo es que Lluís Salvadó, el apologista de las tetas gordas, ordenó a su secretaria que tirase al patio el montón de papeles que había sobre su mesa. Dos carpetas tituladas: Escenario de guerra y escenario de guerrilla. Y tu Maricarmen animando a la chusma desde su coche.

Las defensas de pusieron tarascas, interrumpiendo a un testigo hasta en nueve ocasiones, pero para eso está Marchena. Ya solo falta el desenlace que anticipaba Camacho: Defensas y procesados rompiendo la vista, pasar de la connivencia a la ruptura. Como el proceso de Burgos, no digo más.