Luis del Val: "El sectarismo nacionalista y la ignorancia producen monstruos que más que miedo dan ridículo"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en el ridículo del alcalde de Lérida al hablar sobre el Ejército:

"Los talibanes, en Afganistán, si una mujer se atreve a mostrar los tobillos por la calle es azotada en publico. También tiene prohibido asomarse a la ventana, maquillarse, a pesar del burka, e incluso llevar pantalones acampanados, aunque no se le vean, porque están cubierto por la túnica que llega hasta los pies. Me acordaba de estas tiranías, ayer, al ver a los últimos militares españoles que regresaban de Afganistán. No han regresado todos. Casi cien soldados murieron allí, además de tres guardias civiles y dos intérpretes. La guerra está llena de riesgos, de peligros, y los militares se juegan la vida.

En el Afganistán de los talibanes, además, una mujer si se pone enferma no la puede ver ni reconocer un médico, y mucho menos auscultarla, pero también es imposible que haya mujeres médicos, porque las mujeres tienen prohibido estudiar, es decir que si una mujer se pone enferma lo único que puede hacer es morirse cuanto antes y dejar de molestar. Cualquier vaca en Asturias tiene más libertad y más atenciones que una mujer afgana bajo el gobierno de los talibanes.

Las tropas españolas fueron a Afganistán, a raíz de la petición de ayuda y colaboración de Estados Unidos, tras los atentados terroristas de las torres gemelas, hace veinte años. Y muchas cosas han cambiado. Por ejemplo, una mujer puede acudir a la escuela, y trabajar fuera de casa, pero es una transformación lenta, muy lenta. Por esa transformación, por evitar que Afganistán se convirtiera en un nido de terroristas que, después, atentarían contra las vidas de españoles o europeos, estaba allí nuestro Ejército. Ese Ejército que, hace un par de semanas, en una Feria de empleo juvenil, en Lérida, tuvo prohibida su presencia, porque según los organizadores y el alcalde, el Ejército no poseía los principios de la cultura, la paz y los derechos humanos. El sectarismo nacionalista, unido a la ignorancia, produce monstruos tan sorprendentes que, más que miedo, producen ridículo. Honor a los militares que han vuelto. Agradecimiento profundo a quienes dieron su vida por nuestra paz y por extender los derechos humanos. Y desprecio por quienes tan mal representan, y asocian la irrisión más grotesca con el nombre de la agradable ciudad de Lérida".

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