Del Val: "Atentos a la metamorfosis de Iglesias, antaño inmisericorde con la corrupción, hogaño discreto"
"¿Se le volverá la cara de granito o de aluminio anodizado?" se pregunta el columnista
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La casualidad ha hecho casi coincidir el conocimiento de la fortuna de Franco con la sentencia sobre la corrupción más cuantitativa de la historia de la democracia española, protagonizada por el socialismo. Y lo cierto es que no hay color. Teniendo en cuenta que Franco, durante los últimos 40 años de su vida, no pagaba el recibo de la luz, ni la calefacción, ni la comida, ni un taxi, porque iba siempre en coche oficial, y podía ahorrar el sueldo íntegro -vamos, como puede hacer ahora mismo Pedro Sánchez- y, además, durante otros diez años trabajó como militar, bien en Marruecos, en Zaragoza o en Madrid, la verdad es que, contando el inmueble del Pazo de Meirás, su modesta fortuna podía ser similar o más pequeña que la de un magistrado, un ejecutivo o un pequeño empresario. Sí, hizo cosas horribles como firmar sentencias de muerte, pero robar, no robó. Vamos, dejas a un socialista andaluz en el Pardo, con poderes omnímodos, no cuarenta años, no, cuarenta días, y al cabo de menos de mes y medio aparece en la lista de los más ricos del mundo.
Digo esta impertinencia casi con prisas, porque, en cuanto se forme el gobierno de los socialistas en coalición con la extrema izquierda comunista de Podemos, le darán impulso a la nueva Ley de Memoria Histórica, y por aludir a lo que acabo de aludir te podrán llevar a la cárcel, tras pasar por la Comisión de la Verdad, que va a ser como la Inquisición en versión izquierdista. La verdad será la verdad que dictamine la comisión, y ya sabemos aquí quienes son los que más dominan el arte de las comisiones, que es que habíamos llegado un punto en que le decían a un funcionario andaluz, militante del PSOE, que le iban a enviar a algún destino, en comisión de servicio, y preguntaba rápido: “¿Y cuánto va a ser la comisión?”.
Naturalmente el ciudadano Ábalos, un gran candidato para presidir la futura Comisión de la Verdad, ha dejado claro que esto no tiene nada que ver con PSOE. Nada. Cuando Sánchez estaba en las Cortes en 2016, y andaban también por las Cortes y el Senado Chaves y Griñán, debían de estar por el grupo parlamentario de Ikea, nada que ver con el PSOE. Y cuando Chaves presidió el Partido Socialista Obrero Español, no lo entendimos bien, porque debió presidir la Asociación de Amigos del Flamenco, según explicaría muy bien el ciudadano Ábalos, cuyas apariciones públicas han creado una polémica en España, dividida en dos grandes bandos como sucede casi siempre en España. Por un lado, los que se empeñan en asegurar que el rostro del ciudadano Ábalos es de granito, y la corriente moderna y más progresista que afirma que es de aluminio anodizado. Escuchas los argumentos, y son tan sólidos los de los unos y los de los otros, que es difícil decidir quién tiene razón.
Habrá que estar atento a la metamorfosis del rostro del líder de la extrema izquierda comunista, futuro vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, antaño guerrero inmisericorde contra la corrupción, y hogaño discreto, moderado, de una prudencia asombrosa, circunspecto como un juicioso monje. ¿Se le volverá la cara de granito o de aluminio anodizado?
Estaremos atentos a la transformación.