Del Val: "No olvidamos que los secesionistas escupieron sobre las tumbas de las víctimas de las Ramblas"
Recuerda el profesor, cuando ha comenzado el juicio contra los terroristas, que Puigdemont, Forn y Trapero intentaron sacar rédito de los atentados
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día en "Herrera en COPE" en el rédito que intentaron sacar de los atentados de la Rambla y Cambrils, los secesionistas catalanes:
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"Eran las cinco de la tarde de un día de agosto. Las cinco en punto de la tarde del llanto lorquiano. Y una furgoneta recorrió más de medio kilómetro por la rambla peatonal de Barcelona, a toda la velocidad que podía, arrollando y matando a las personas que estaban paseando. Dejó 15 cadáveres, entre ellos dos niños de siete y tres años, y 131 heridos. Más de tres años después se celebra el juicio, y viene la imagen en las páginas interiores de El País, en la dos de ABC y en la portada de El Mundo.
"Y no se nos olvida. Y no se nos olvidará"
Y como la memoria es terrible, me he acordado de tres canallas, que al tibio calor de la sangre de los muertos y los heridos, intentaron sacar provecho a su enloquecido proyecto secesionista, y embarrar el prestigio de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, acusándoles de que les habían hurtado información a los mossos de esquadra. Esos tres mentirosos, esos tres canallas, esos tres carroñeros fueron Carlos Puigdemont, que era presidente de la Generalidad ; Joaquín Form, consejero de Interior, y José Luis Trapero, jefe de los Mozos de Esquadra. Los tres, en televisión, en radio y en Prensa, acusaron al Gobierno de España de haberles ocultado información y, por eso, no habían tomado medidas. No tardó mucho en saberse que tres meses antes, de fuentes de la CIA, la Policía Nacional les informó de que los yihadistas preparaban un atentado contra intereses turísticos en Barcelona, y que posiblemente su objetivo podrían ser las ramblas. Y los tres canallas tuvieron que retractarse, y digo canalla, porque hay que serlo para mentir injuriando a los cuerpos de Policía.
Hoy, Puigdemont es un prófugo; Joaquin Form fue condenado, y José Luis Trapero, absuelto, se encuentra en libertad, ni héroe, ni villano, ni traidor, ni ídolo, un juguete roto que destrozó una vida profesional, creyendo en las ensoñaciones del nacionalismo fascista.
Y cuando toda España se sacudió con el atentado, y nos estremecimos de dolor y solidaridad, hermanados en la desgracia, los canallas del fascismo nacionalista, aprovecharon la presencia del Jefe del Estado en Barcelona para enarbolar pancartas secesionistas, escupiendo sobre las tumbas de las víctimas y burlándose de la solidaridad de toda España. Y no se nos olvida. Y no se nos olvidará".
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