Luis del Val: “Los gestos de dignidad me dan fuerzas y esperanzas, por eso le doy las gracias a García-Page”

Habla el profesor de las palabras de Emiliano García-Page hacia Pedro Sánchez

Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en la crítica de Emiliano García-Page a Pedro Sánchez por sus políticas:

Mi padre era un hombre muy modesto, pero rico en dignidad. Estoy seguro de que yo no he podido llegar a su altura, pero le debo que cualquier gesto de dignidad llame mi atención y me proporcione fuerzas. Ya sé que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, no es una pobre negra, sentada en un autobús, que se niega, por primera vez en la historia, a levantarse para que se siente un blanco. Pero en una sociedad egoista, interesada, huida de cualquier acción que no reporte beneficios inmediatos, donde la rebelión juvenil más frecuente, no es contra el desolador panorama del empleo, sino a favor de ampliar el horario de cierre de los bares, llama mucho la atención que, entre el sumiso rebaño de silenciosos que no quieren comprometerse -ese desistimiento que es el huevo de la serpiente de las dictaduras- haya un hombre -un hombre, sí- que se levante contra el silencio cobarde y diga lo que piensan casi todos, pero no se atreven a decir por miedo a no estar en las listas, a quedarse sin empleo en el partido, a no poder medrar, a distinguirse como incómodos, o sea, a tener problemas, y hay un alto porcentaje que a la hora de elegir entre no crearse problemas o dejar de tener dignidad, eligen con entusiasmo desprenderse de la pesada carga de la dignidad.

Eso sí, lo hacen con disimulos, con esa indecencia con la que un tal Bolaños asegura que la nueva ley sobre la corrupción, de la que van a beneficiarse los golpistas catalanes, servirá para luchar mejor contra la corrupción. O con esa chulería tabernaria de un tal Patxi López que, en pocos años, pasó de llevar sobre sus hombros el ataúd de algún compañero asesinado por ETA, a compadrear con un ex militante de ETA, como Otegi, y ese tal López asegurando que, en Europa, habrá una ovación por la cagada legal más escandalosa desde 1978.

A mí los gestos de dignidad me rejuvenecen, me dan fuerzas y esperanzas, barren el pesimismo de tanta acomodada indecencia como constatamos cada día. Y, por eso, le doy las gracias García-Page. Sí ya sé que existen los intereses electorales. Pero otros, también se presentan a las elecciones, y callan, y justifican lo inexplicable, leales a su falta de dignidad y a su manifiesta cobardía.

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