Del Val despide la temporada: “Gracias a los oyentes que me escriben cartas a las que me avergüenza contestar"
Despide el profesor la temporada en 'Herrera en COPE' para disfrutar de unas vacaciones de verano
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en el final de la temporada del programa y el inicio de las vacaciones de verano:
Desde niño siempre pensé que el verano era una especie de anticipo del Paraíso. Mi razonamiento infantil tenía su lógica, porque si Adán y Eva iban desnudos, no lo hubieran soportado en invierno. Luego, viene la experiencia, y mi amigo Pepe Ros, que allá, a principios de junio, cuando vuelve de algún aeropuerto de esos que tanto frecuenta, dice que ya han empezado a verse a los horteras con chancletas y pantalón corto, como si en lugar de subirse a un avión con aire acondicionado fueran a la siega, en un vagón de ferrocarril de los años cincuenta.
Sin embargo, a pesar de todo, queda ese rescoldo literario de encontrar el paraíso perdido, que tampoco necesita de lujos asiáticos, sino de esos días largos en los que, de madrugada, ya empiezan a piar telegramas los pájaros, y a zurear cartas las palomas. Y esas noches en las que la tertulia se alarga, y la tribu que antes se reunía en torno al fuego, lo hace alrededor de una mesa, en una terraza o en un jardín, y parece que sí, que a lo mejor el paraíso es una noche de verano con personas que quieres, y amigos a los que no les han hecho arrugas las envidias.
Y hay, también, un pequeño temor, esa inseguridad que produce el rompimiento de la rutina, y el miedo a que esa misma rutina, que parece que es una carga pesada, no la podamos recuperar, porque la rutina, al fin y al cabo, es parte fundamental de la vida. Quiero dar las gracias a Carlos y a mis compañeros, que me ayudan y me muestran su afecto, y a esos oyentes que, de vez en cuando, me escriben cartas a las que casi me da vergüenza contestar.
También yo voy a intentar encontrar un retal del paraíso. Con un fajo de libros -algunos de los cuales se quedarán sin abrir- y con esa esperanza de que una noche cualquiera, en un prado lejano, en la cubierta de un barco, o en la ventana de un pueblo, pueda ver parte de esta galaxia que contiene miles de millones de estrellas, que se reparten en miles de millones de galaxias. Están ahí, encima y debajo, a miles de millones de años luz. Y, de vez en cuando, si pensáramos en esa enorme dimensión inabarcable, creo que seríamos menos soberbios, menos estúpidos y más humildes. Que encuentren un trozo de paraíso. Servidor de ustedes lo va a intentar.
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