Del Val: "¿Por qué, la libertad que Celaá usó como madre, pretende arrebatársela a las madres de hoy día?"
"Tampoco aparece en la Constitución", dice el comentarista, "el derecho de los padres a elegir la alimentación de sus hijos"
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Tiene razón la señora Celaá, que no se desprende del texto de la Constitución, de una manera explícita, la elección de escuela de los padres. Y no es menos cierto que tampoco en la Constitución consta, en ninguna parte, el derecho de los padres a elegir el lugar de vacaciones de sus hijos, pero hasta ahora ningún ministro de Comercio y Turismo ha irrumpido en un congreso para postularse como el organizador de las vacaciones de los niños. Como me tocó ser diputado en las Cortes Constituyentes, creo que me he leído el texto muchas veces, y tampoco aparece en ninguno de sus capítulos el derecho de los padres a elegir la alimentación de sus hijos, pero tampoco me imagino al señor Planas, ordenando lo que deben comer en casa los niños cuando no están en el comedor escolar, pero es que, además de la Constitución, existe el Derecho Natural y algo que se denomina sentido común.
Creo que la señora Celaá tiene dos hijas, y eligió el centro de educación que consideró más apropiado para sus hijas, y que nadie, ni desde el ministerio de Educación, ni desde ningún otro organismo, le presionó o le obligó a que sus hijas fueran a la escuela que la Administración le señalara. ¿Por qué, la libertad que ella usó como madre, pretende arrebatársela a las madres de hoy día? Además, ella es ministra y sabe que un millón de alumnos de las concertadas no tendrían plaza en la escuela pública. Y hay una cuestión que no es nada espiritual, ni ideológica, sino de dinero. A los españoles cada plaza escolar pública nos cuesta más de 8.000 euros anuales. Sin embargo, los alumnos de la concertada nos cuestan menos de 3.000 euros anuales, porque hay cuotas que pagan los padres y la enseñanza privada se administra mejor. O sea, que además de no poder escolarizar a más de un millón de alumnos, tendría que aumentar el presupuesto en más de 6.000 millones de euros anuales, que saldrían de nuestros bolsillos, esos bolsillos que sus futuros compañeros de gobierno, la extrema izquierda comunista de Podemos, están propicios a asaltar. O puede que no lleguen a ser compañeros suyos de Gobierno, no porque la extrema izquierda comunista se marche, sino porque uno de los ministerios que va a pedir para ocupar, será el suyo, señora Celaá.
De todas formas, como no hay perro que no se parezca al amo, y el presidente en funciones, en funciones de reenganche, falta a su palabra con la misma facilidad con que la mosca cambia de basura, es probable que sus palabras sean solo un guiño para contentar a la extrema izquierda comunista. Usted también tiene costumbre en faltar a su palabra. Prometió, por ejemplo, que el dominio del eusquera no sería una condición obligatoria para impartir enseñanza, y se marchó usted del cargo de consejera donde se obliga a saber eusquera incluso a los profesores de música. ¿Cómo un alumno de Bilbao puede entender la clave de sol si el profesor no sabe euskera? Gracias, ministra. Se ve que se fuerza en agradar y ya hace como suya la máxima totalitaria comunista: Si el Estado sabe lo que es bueno para los ciudadanos, obliguemos a los ciudadanos a que hagan lo que les mandamos, porque es bueno.