Luis del Val: "Concha es un gozo percibir tu entusiasmo vital que arrastra, seduce, estimula"

Esta es la particular felicitación de Luis del Val a su amiga Concha Velasco que hoy cumple 80 años

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"Quiero decirte que es difícil conocer a una persona de tanta grandeza en su trabajo"

Luis del Val

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En este ambiente de una actualidad que parece el día de la marmota, me gustaría hablar de una mujer singular, que jamás diría que la violencia es positiva o alguna majadería semejante. Es una mujer conocida y admirada por su trabajo, que guarda sus emociones bajo una tapa de cristal, porque la transparencia vive con ella, y que, desde luego, jamás hubiera hecho carrera en la política. Tiene una mirada en la que puede leerse la ilusión o el desencanto, la alegría o la congoja, el optimismo o la tristeza, sin ningún esfuerzo, y estoy seguro de que, hoy, las chispitas brillantes serán de júbilo y satisfacción, porque hoy cumple años. Decía Bernard Shaw que una mujer que dice su edad auténtica es capaz de cualquier cosa, y ella es capaz de cualquier cosa que le propongan en el cine, en el teatro o en la televisión. Y hoy, me ha venido a la memoria, otro cumpleaños en su casa, hace ya algunos años, donde sólo estábamos seis personas. Ella, la anfitriona y homenajeada, Nati Mistral, Paco Valladares, Paco Marsó, mi mujer y yo. Produce una punzada de dolorosa melancolía comprobar que la mitad de los que allí estuvimos se marcharon para siempre, pero el recuerdo es una especie de efímera resurrección que los ausentes agradecen y los presentes debemos.

Quiero decirte que es difícil conocer a una persona de tanta grandeza en su trabajo y de tanta humildad en su preparación; que todavía me estremece el silencio de casi tres mil personas, en el Teatro de Mérida, mientras tú interpretabas la Hécuba más desgarrada y más doliente que yo podía imaginar, o el hechizo que me produjo cuando Pedro Olea te dirigió a ti y a Fernando Fernán Gómez, en  “Pim, Pam, pum fuego” una magnifica película de la posguerra, que me dejó clavado en la butaca de un cine de Zaragoza, o la autenticidad de tu Filomena Marturano, que De Filippo tenía que haber presenciado. Es una suerte disfrutar de tu ductilidad y de tu capacidad artística, y es un gozo percibir tu afecto en la amistad, tu generoso interés, tu entusiasmo vital que arrastra, que seduce, que estimula.

Ya sabes que tenemos pendiente una comida en el Ritz, que aplazamos dos veces y que tenemos que volver a aplazar, porque el Ritz está en obras, aunque no sean obras de teatro. Y que no hace falta que te llame, porque un amigo es esa persona que sabes que está ahí. Y tú estás siempre, dispuesta a echar una mano, sin que la palabra excusa sepas lo que significa.

Aún recuerdo aquella época en que los medicamentos te afectaban al hígado y te ponía triste, y llorabas, y te reías, y te reponías, porque los hepatocitos no te pueden amargar, y tu vitalidad nunca es un ronroneo, sino grito que rompe el silencio de la resignación.

Hoy entras en un decenio por el que sentirás la misma curiosidad que por los anteriores. Hoy, lo puedo decir, cumples ochenta años, porque te has encargado de anunciarlo en el prólogo, en cualquier sitio y sin que te los preguntaran. Y te deseo, Decana de las actrices, reina de los escenarios, un feliz cumpleaños, mi querida, mi admirada, Concepción Velasco Varona, o, como te conoce toda España, Concha Velasco.

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