Luis del Val: “Héctor Alterio nos recordó que la vida no es teatro, sino un texto sobre el que caminamos”
Habla el profesor de la obra que el actor argentino representa en Madrid, 'Una pequeña historia', en la Alterio cuenta su vida
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE” en Héctor Alterio y su obra 'Una pequeña historia', obra que ha representado este fin de semana en el Teatro Reina Victoria de Madrid:
Ayer, bajé a Madrid, para ver trabajar a un hombre que ya ha cumplido los 92 años. A los 92 años no hay muchas personas que sigan trabajando, pero este hombre, todavía trabaja y permite que lo contemplemos. A principios del siglo pasado, su familia emigró de Italia y llegó a Buenos Aires. Allí nació él, y en el 77 vino a España. Ya había triunfado en Argentina, y, pronto, lo hizo aquí, y el nombre de Héctor Alterio se convirtió en una garantía de buena interpretación, tanto en el cine como en el teatro.
Y, ayer, a los 92 años, puso en pie al público que abarrotaba el Teatro Reina Victoria, después de emocionarnos, de introducirnos por la montaña rusa de los sentimientos, de subir y bajar por la vida contada, que es también la vida, y con sus palabras, con las de Borges, con las de León Felipe y hasta con la letra de los tangos, nos habló de su melancolía bonaerense, de que Madrid, fue para él, al principio, una cárcel hasta que se convirtió en la Plaza de la Libertad.
Ayer, había una nutrida representación de argentinos, y camino de la butaca, parecía que veníamos de la calle Corrientes, y que el teatro no era el Reina Victoria, de Madrid, sino el Lola Membrives, de Buenos Aires. Y allí estábamos sus compatriotas, los argentinos y los españoles, porque Héctor Alterio tiene la doble nacionalidad. Ayer, el presidente actual de Argentina visitaba oficialmente Alemania, y todavía había ecos y críticas de su paso por Madrid. En el teatro estábamos los argentinos y los españoles aplaudiendo en pie, demostrando que los gobernantes ni conocen a su pueblo, ni se parecen a él.
Y el poderoso poema de León Felipe -al que unos gobernantes españoles le obligaron a exilarse a México- el poema ”¡Qué lástima!”, fue contado y cantado con una sensibilidad dramática tan excepcional, que en los ojos de mi mujer observé la visita de la lluvia.
Cuando salimos fuera, víspera de San Juan, todavía era de día, como si la astronomía quisiera recordarnos que era una jornada excepcional. Y lo fue. Un hombre de 92 años, recordándonos que la vida no es teatro, sino un texto sobre el que caminamos, todos los días, y que decir “¡qué lástima!”, porque creemos que sólo nos suceden cosas de poca importancia, es el inmenso error de no apreciar que hasta el traje de las lágrimas forma parte del vestuario de la existencia.