Una joven que vive en Madrid va de voluntaria a Valencia tras la DANA y, meses después, así le afecta en su futuro: "Ese día..."

Hoy nos vamos a caer en la marmita del amor y lo vamos a hacer tirándonos con el salto del ángel desde un trampolín.

Hace apenas tres meses, Luna, que es venezolana, pero que vive en Madrid, decidió irse de voluntaria a la zona de la Dana. Y Miguel hizo lo mismo. Se dijo: no me puedo quedar quieto, así que voy a ayudar. Se conocieron en Sedaví, quitando escombros y porquería, enfundados en sus monos de trabajo. Y desde entonces, no se han separado. 

Hay un montón de vídeos en los que se refleja su complicidad, lo bien que conectaron y lo bonitos que tienen los dos los ojos que son cuatro faroles encendidos.

Bueno, pues se han casado, como en las películas antiguas, que es que ahora en el cine moderno no se casan y hay que adivinarlo todo y aquí queremos bodas. Luna y Miguel se han casado en una piscina vacía en Sedaví.

En la boda hubo velas, como en los primeros días de la Dana. Hubo flores, como las que se ponían en las orillas del Barranco del Poyo. Hubo invitados, esta vez sin mascarillas y sin guantes. Y hubo lágrimas también, pero ahora de alegría.

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Que dirán Vds que esto es muy precipitado, que hay que pensárselo más, que esto no es ninguna tontería. Yo les digo una cosa: por experiencia propia, te lo vas pensando tanto que te dan los 58 y ya no estás nada más que para echarte al cocido al lado del hueso del jamón.

Oigan: si Luna y Miguel ya se han visto de barro hasta las manillas, malo será que no se vean preciosos todo el tiempo, ¿o no?

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María José Navarro, en 'Herrera en COPE', narró, en otro momento dado, una historia relacionada con la DANA. En este caso, nos presentaba a tres amigos. Alfredo, Chus y Carlos. Estuvieron una semana al pie del cañón. Ayudando a Valencia. Son gente de campo. Ganaderos y transportistas.

La idea fue de Chus y de Carlos. "Llevábamos días fastidiados por lo que estaba pasando. Hablándolo, no lo llevábamos. Estábamos ahí cambiando a los animales de finca y dando vueltas. Uno alrededor del otro. Hasta que tomé la iniciativa", contaba uno de ellos.

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Esa iniciativa, valga la redundancia, se la trasladaron a Alfredo. Y a él, personalmente, dice que no se le ocurrió porque estaba de viaje en Madrid. Volvía a casa. Al llegar, recibió una llamada. "Era Jesús, que lo habría hablado con Carlos. Que se iban a Valencia. Me quedé en silencio y dije, bueno. Si hay que ir, pues vamos".

Y ahí han estado. Dándolo todo por ayudar a la gente. Dejando sus labores, sus faenas, pero han aprendido muchas cosas. Alfredo le contaba a María José Navarro que fueron a echar una mano y se dieron cuenta de algo: "el dinero, los coches y las cosas materiales no tienen valor ninguno. La vida, sí".

Por otra parte, Chus ha salido muy poco de Asturias. Ni para irse de vacaciones. "Estuve hace 40 años de viaje de estudios. Creo que fui a Córdoba. Fue el viaje más largo que hice", relató.

María José Navarro le proponía que fuese a Valencia de vacaciones. A verla plena y dichosa, cuando pase un tiempo. Chus dice que no sabe si tendrá el valor para volver allí. Alfredo, Chus y Carlos. Volver a Valencia, pero a ayudar.