La desagradable experiencia de un fósforo de Herrera cuando hacía snorkel: "Como si te absorbiera el cerebro"

Muchos son los que practican deportes acuáticos, aunque no siempre las experiencias son buenas

Pilar Abad

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Este martes 21 de junio se inaugura oficialmente el verano, después de la ola de calor que hemos vivido días atrás, muchos están pensando ya en sus vacaciones y poder refrescarse en el agua y disfrutar de la playa.

Otros, también, estarán pensando en los deportes que van a practicar durante estos días, pues ya sabemos que en verano proliferan los deportes acuáticos y son muchos los que los practican, otros los que lo intentan, y otros que ni lo prueban.

Desde esquí acuático hasta el kitesurf, sin olvidarnos del buceo o la piragua. Lo cierto es que cada año descubrimos un deporte nuevo y muchas experiencias por vivir.

Y eso es precisamente lo que hacen los ´fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ que este lunes nos recuerdan algunas de sus anécdotas o experiencias que han tenido cuando han practicado algún deporte acuático.

NO MÁS KITESURF O WINDSURF

Francisco es un hombre muy vinculado al mar, tanto que “cuando cumplí 18 años me saqué antes el título de patrón de yate que el carné de conducir” nos cuenta. Ha sido monitor de esquí acuático, bucea, navega…. Hasta que un día se fue con unos amigos a Tarifa para hacer kitesurf con viento de fuerza 7. Y aunque Francisco asegura que “nunca he sabido controlar bien las cometas”, se metió al agua y salió volando hasta que “de repente el viento e tiró la cometa al mar y la corriente me llevaba hacia dentro y yo pensaba que iba a llegar a África”. Tras unos angustiosos minutos, Francisco consiguió levantar la cometa y volver a la orilla, “nunca más he vuelto a subirme a una tabla en mi vida” confiesa tras esta experiencia.

La de Roberto también fue una experiencia con una tabla, en este caso windsurf. Le ocurrió cuando estaba de veraneo en La Herradura, Granada, “cuando una tienda organizó una regata de windsurf y daba una tabla nueva a los que se apuntaban”. Así que no lo pensó dos veces y se apuntó, pero “no llevaba escarpines”. Así que cuando Roberto llevaba ya un tiempo sobre la tabla “empecé a resbalarme y cuando miro hacia abajo me veo las plantas de los pies ensangrentadas, una abrasión total, dice. “Tuve que abandonar”, lamenta Roberto.

EL PELIGRO DEL SNORKEL

Recuerda Óscar un día que estaba haciendo snorkel, que practica con frecuencia, y que “había bajado 3-4 metros y se me reventaron los tímpanos”. Una sensación “como si se te absorbiera el cerebro” y además “desorientación”. Tal es así que como nos relata este fósforo “tanta desorientación que yo veía la luz, iba hacia ella y siempre topaba con piedras”. Así que Óscar, ya desesperado, se quitó el cinturón y se dejó flotar pensando “si llego a la superficie, llego; si no pues esto se ha acabado”. Afortunadamente llegó a la superficie y recuerda despertar en la playa sin saber “quién era, qué hacía allí”. Tras este suceso, Óscar sigue practicando snorkel pero de superficie.

TAMPOCO NOS GUSTAN LAS PIRAGUAS

Esto es lo que le pasó a Marcelino que siempre ha practicado todo tipo de deportes acuáticos hasta que llegó la piragua. Recuerda este oyente que la primera vez que se subió “vuelta y la cabeza para abajo, dentro del agua”. Así hasta en varias ocasiones. “Eso le ocurrió cuando tenía 14 años, “tengo 54 y no he vuelto a intentarlo con la piragua”, asegura.