Las pifias de los ‘fósforos’ en los fogones
Aunque ponen todo su empeño en cocina no consiguen el resultado esperado
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La cocina está de moda y estamos descubriendo que todos tenemos un chef o no. En estos últimos años, los programas de televisión y la nueva cocina ha despertado el interés de la gente que se atreve a meterse en los fogones a pesar de no tener ni idea.
Y eso es lo que le ha pasado a algunos de los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’, que a pesar de poner todo su empeño y cariño, han descubierto que lo del cocinar es mejor dejarlo para quienes saben.
Yolanda de pequeña se quedó en casa con su padre porque su madre tuvo que salir. Tenían que freír gallos. No sabían dónde estaba nada en la cocina y a la hora de buscar la harina encontraron una bolsa con unos polvos blancos. Una vez con el pescado enharinado lo echaron al aceite y empezó a salir espuma y pensaron que el aceite estaba malo. Minutos más tardes descubrieron que habían echado yes.
José Carlos es de Salamanca y algunos de los platos típicos de allí son el tostón o el gallo de corral. Nos cuenta José Carlos que su padre trabajaba en Suiza y una vez se llevó un gallo de corral hecho y le encantó a la gente. Así que decidieron criar un gallo durante unos meses para hacer el guiso. El día que decidieron cocinarlo, su padre llamaba a su madre cada dos por tres. El resultado: el gallo en vez de pegarse a los dedos se resbalaba.
Ana recién casada quiso sorprender a su marido con unas croquetas. Nunca antes había cocinado. Así que llamó a su madre para que le diera la receta y saber qué tenía que hacer y le dijo “echa mucho pollo que te saldrán más buenas”. Decidida fue ella a comprar el pollo y cuando llegó a casa lo metió en la cazuela. A la hora de preparar la masa y probarla descubrió que estaba amargo y decidió llamar a su madre para averiguar qué había hecho mal. Y su madre le pregunto: “¿has limpiado el pollo?”, a lo que ella respondió ¿es que el pollo se limpia?.
José Antonio recuerda que el año que ganó Massiel eurovisión actuó una noche en el Campello y allí había un famoso restaurante de comida casera. Al mediodía fue la madre para reservar mesa para la noche y nos dijo que les hiciéramos lentejas. A la mañana siguiente, cuando llegamos al restaurante nos dimos cuenta que no habíamos puesto las lentejas en remojo. La solución: cogí una lata de lentejas, hicimos el sofrito y le dimos un toque. Y ellas las felicitaron diciéndoles que “eran las mejores lentejas que habían comido nunca”.