El arriesgado momento en el que los ‘fósforos’ pensaron: “En qué momento…”

El correr aventuras no siempre es igual para las personas y hay quien, en el momento oportuno, se arrepiente

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El arriesgado momento en el que los ‘fósforos’ pensaron: “En qué momento…”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hacer rafting, tirarse por una tirolina, puenting… son algunas de las aventuras que algunos realizan porque, o bien les gusta, o para demostrar cierta valentía.

Pero es verdad, que cuando llega la hora de la verdad hay muchos que se arrepiente o que piensan que qué hacen allí o en qué momento se les ocurrió. Y eso mismo es lo que les ha pasado a ‘los fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ en alguna ocasión.

Cuenta María Antonia que un día acompañó a sus hijos a un centro comercial en Granada donde había una tirolina y que ellos insistieron en que se tirara. Y así hizo, pero lo que pasa es que mientras la ponían el arnés, la preparaban y demás… De todo el miedo que paso, María Antonia tuvo un problema digestivo y terminó defecando.

Pepe recuerda el día que unos amigos le llevaron a un curso de parapente en Lérida, el momento en el que dijo “cómo puedo estar yo aquí, que estoy echando de menos mi casa con lo bien que se está viendo la tele con un Nesquik y unas galletas”

La de Sebastián fue una experiencia a gran velocidad. Es cámara de televisión y hace tiempo le tocó cubrir una rueda de prensa del Mundial de Motociclismo y, al salir de la sala de prensa escucha su nombre. Él pensaba que le había tocado un regalo: uno guantes, un casco… Un regalo sí que era, pero se trataba de dar dos vueltas al circuito con Randy Mamola. Dice Sebastián que la primera vuelta la dio con los ojos cerrados y que bajó descompuesto.

Lo de los viajes de empresa… Esto es lo que le ocurrió a Isabel en uno de ellos. El primer día hicieron rafting y a Isabel no se le dio nada mal y le gustó. Así que, al día siguiente, decidió probar Hidrospeed: najar por aguas bravas con un pequeña tabla. Una mala experiencia que siempre recordará.

Y, por último, Javier recuerda las Navidades que pasó en Mataró y probó en primera persona lo que es la Vía Ferrata. Sigue recuperándose de la experiencia.