Gay de Liébana alerta sobre el estado de las cuentas públicas en España: "Perturbador"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El alarmante cariz que van tomando nuestras peliagudas cuentas públicas se confirma con los últimos datos del Banco de España. Ya no se trata de que en 2020 la caída de nuestro PIB fuera, como dicen los chavales, brutal. El déficit público, por más que nos intenten contagiar de un tufo de triunfalismo, constituye un desastre en toda regla. El paro penetra en un terreno resbaladizo. Y la deuda pública, tras los ajustes pertinentes, se salda con 1.345.570 millones de euros en 2020, el 120% del PIB.
Si esos datos son ya de por sí embarazosos, el asunto se complica aún más al constatar a cuánto asciende el montante de los pasivos en circulación de las Administraciones Públicas: 1.990.130 millones de euros, 177,42% del PIB. Esos pasivos en circulación representan la deuda pública bruta, esto es, además de la deuda financiera, también la deuda comercial y otras cuentas a pagar por el conjunto del Estado. La vulnerabilidad que denota ese importe se agrava todavía más si recordamos que en 2007, el año previo a la crisis, los pasivos en circulación de las Administraciones Públicas sumaban 513.038 millones. De entonces acá, el aumento habido es de nada más y nada menos que de 1.477.092 millones de euros.
Con todo, el saldo de la deuda bruta del conjunto del Estado al cierre de 2020 aún tiene que incrementarse en 38.607 millones que es lo que deben las empresas públicas. Así que el endeudamiento bruto del conjunto del Estado al decir adiós a 2020 se concreta en 2.028.737 millones de euros, que equivalen al 180,86% del PIB. Meditemos estos días de Semana Santa acerca del sesgo perturbador de nuestras cuentas públicas.