Gay de Liébana pone en alza las diferencias económicas entre Madrid y Barcelona

Tenemos una empanada mental tal con tantos datos acerca de previsiones económicas, de estadísticas de la COVID, del paro y de tantos indicadores, que, a uno, se le niebla la mente

Gay de Liébana

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El profesor José María Gay de Liébana analiza en 'Herrera en COPE’ las claves económicas del día.

Tenemos una empanada mental tal con tantos datos acerca de previsiones económicas, de estadísticas de la COVID, del paro y de tantos indicadores, que, a uno, Don Carlos, se le niebla la mente. Unos hablan desde Madrid, otros desde Dakar – cuando los problemas están aquí, salvo que se negocien nuevas condiciones para el próximo rally – y los terceros desde Cataluña. En Madrid se disputa una intensa batalla política. Y los impuestos, sobre los que Benjamin Franklin afirmó aquello de que “en este mundo solo hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos”, son pieza clave. Si uno, legítima y legalmente, puede pagar menos impuestos, está en su perfecto derecho. Se acusa a Madrid de dumping fiscal, de ser un paraíso fiscal, cuando simplemente se limita a hacer uso de las facultades tributarias que le incumben en lo concerniente a los impuestos cedidos a las Comunidades, con unas que estrujan y otras que aflojan. Por cierto, en 2018 fue en la Comunidad de Madrid donde se dio el porcentaje más alto del IRPF pagado por habitante respecto a la renta disponible bruta media. Madrid progresa sin jactancias progresistas y prospera sin progresividades impositivas que asfixian. La sana y positiva complicidad entre políticos y empresarios, coexistiendo sanidad y economía en tiempos de pandemia, expresan la efectividad de un modelo de gobernanza autonómica coherente, que cuida de su gente.

Mientras, en Cataluña, los políticos van a lo suyo, pasan por completo de economía y les importa un bledo la suerte que corran sus empresarios y autónomos que caen sin cesar. A los políticos catalanes solo les interesan sus asuntos y sus restricciones, sus cuotas de poder, su DNI republicano inspirado en el logo de un supermercado, y les importa un comino el bienestar de los catalanes. Ergo, Madrid sube, Cataluña baja, Don Carlos