Gay de Liébana sobre el cierre de bares en Cataluña: "Son las venas por donde corre la sangre ciudadana"
El profesor compara la decisión del Govern con la URSS de 1984, en la que no había bares ni tiendas en las calles de Moscú
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Cuando en 1984 pisé por primera vez la entonces URSS, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, lo que más me impresionó fue ver que no había bares ni tiendas en las calles de Moscú, de Leningrado, hoy San Petersburgo, de Kiev… Los lugareños andaban por la calle como alma en pena. Sí que había alguna tienda, reconocible por largas colas de personas esperando su turno, pero pocas, Don Carlos. De regreso a España, después de una atropellada vuelta en la que resultaron milagrosos los magníficos oficios del entonces Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, junto con el embajador español José Cuenca, pensaba en aquellas imágenes de la URSS donde no había una economía real, de la calle, vivaz, a diferencia de la España de bares, restaurantes y tiendas, contagiando de esa chispa de alegría que todos necesitamos y forma parte de nuestro ADN. Porque la auténtica representación del pueblo, donde se habla, discute noblemente, se parlamenta y se pacta es en los bares, restaurantes y tiendas, no en la Carrera de San Jerónimo…
Ahora, en Cataluña, el Govern, en plan URSS, decreta el cierre de bares y restaurantes, cercena tiendas, y apuñala una parte vital de nuestra economía, estrangulando a empresarios y destrozando miles de empleos. Se ve que bares, restaurantes y comercios son centros obscenos e infecciosos de coronavirus; ellos que son las venas por donde corre la sangre ciudadana. Con tal decisión se da un golpe mortal para esa economía vocinglera callejera, se limita la libertad de expresión del populacho, que somos la gente corriente, y las calles muertas, sin brotes de vida y agonizando la economía. Y todo por esa incompetencia de nuestras autoridades en el control de la pandemia. Don Carlos: definitivamente esta España de hoy está más cerca de la URSS de 1984 que de la prosperidad. La España cada día más sovietizada…