Gay de Liébana ante los pronósticos realistas del Banco Mundial: "Son urgentes reformas estructurales"
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Los primeros pronósticos del año corresponden al Banco Mundial, siempre realista y ajustado en sus vaticinios, Don Carlos, de los que ayer hablábamos. La caída de la economía mundial en 2020 se evalúa en el -4,3% y para 2021, si todo fuera bien, la recuperación del PIB sería del 4%.
El corolario de la pandemia en 2020 se plasma en el número de muertes y enfermedades, millones de personas sumidas en la pobreza, el socavón de la actividad económica y de la obtención de ingresos que va para largo. Si al acabar el segundo trimestre de 2020 parecía que nos recuperábamos, la vuelta de los contagios en el tercer trimestre abortó ese resurgir y el empeoramiento durante el cuarto trimestre de 2020, agravado por el fatal inicio de año, con confinamientos ordenados en países europeos, empaña la perspectiva de crecimiento en 2021 al 1,6% por la propagación de contagios y el retraso de las vacunas. Además, los responsables políticos y económicos afrontan varios retos. Primero, gestionar la salud pública, acá con coordinación de la Administración Central y CCAA.
Segundo, la gestión de la deuda, acumulando millonadas considerables que diezman las finanzas públicas y privadas. Tercero, las políticas presupuestarias, evitando gastos no necesarios y concentrando esfuerzos en gasto que palie los efectos de la pandemia, auxiliando a empresas y trabajadores y socorriendo a los más débiles. Cuarto, las políticas de los bancos centrales, decisivas para asistir financieramente a la endeble economía con los riesgos inherentes. Y quinto, la clara necesidad en muchos países, como España, de implantar con urgencia reformas estructurales para sortear la crisis, procurar impulsos económicos y asentar los cimientos de un crecimiento de momento tibio pero recio, Don Carlos. En esas estamos…