Gay de Liébana, tajante ante la falta de vacunas: "La Comisión Europea es el camarote de los Hermanos Marx"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Da la impresión de que los contratos firmados por la Unión Europea con los laboratorios farmacéuticos para el aprovisionamiento de las vacunas, vitales para volvamos a la ansiada normalidad en nuestras semiconfinadas vidas y que la economía se relance, se han inspirado en las geniales obras de Marx, pero no de Karl, sino de los Hermanos. La Comisión Europea se asemeja al camarote de los Hermanos Marx. Muchas palabras, promesas eternas, pero aquí la mayoría seguimos sin vacunarnos. Y expuestos lógicamente al riesgo de contagios. Por Bruselas habrán redactado los contratos para el suministro de vacunas con esos consabidos ceremoniales europeístas de “una noche en la ópera”: “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte…” para añadir que “la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte…”. A la postre, las vacunas flotan por algún limbo.
En Reino Unido, los británicos que, con el Brexit tomaron un camino económicamente equivocado, con una caída brutal de su PIB en 2020 (-9,9% según la OCDE) y el tono bajista de su comercio exterior, con los minuciosos trámites aduaneros, están consiguiendo unos grados de vacunación muy aceptables y por las Islas, en ese aspecto, cala, y con razón, que salir del laberíntico marco de la Unión Europea, cortando ataduras burocráticas y de dudosa efectividad, suma más que resta. Al ir por libres, los británicos dan un ejemplo de cómo actuar sanitariamente a la parsimoniosa, reglamentada y anquilosada Unión Europea. Aunque esté por ver qué rumbo toma la economía británica cuando se vaya retomando la ansiada normalidad, con crecimientos pronosticados de su PIB del 5,1% en 2021 y del 4,7% en 2022, ahí están las vacunas.