Barbosa: “Se ayuda muy poquito a esas clases medias trabajadoras que todavía no están en la cola de Cáritas”
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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE’ en este lunes 27 de junio de 2022.
Los hay que ya están enfilando la operación salida del próximo viernes. Y los hay que esta mañana de lunes ya empiezan a faltar en sus puestos de trabajo, mayormente, los que se cogen las vacaciones muy temprano, con la ventaja de que los hoteles están algo más baratos, dentro del palo que nos van a pegar este verano. También es verdad que cuanto antes des envidia, porque te vas de vacaciones, antes deberás volver al tajo. Pero bueno...
Miren, una cosa buena de cogerse las vacaciones a finales de junio es que no tienes que comerte la cabeza de “a ver qué hago yo ahora con los niños”. Porque hoy los peques ya no van al colegio, y cuando te levantas para ir a trabajar, te los encuentras ahí en el salón, en pijama, saludándote así con la manita, como saluda la Reina Sofía, como diciendo: “aquí estamos, a ver qué haces con nosotros”.
Y ahí pues, nada, imaginación al poder. Cursillo de inglés, clases de natación o a tirar de los abuelos. Que es algo muy socorrido, para el que se lo puede permitir. Qué sería de esta sociedad sin los abuelos, ¿verdad? Bueno, pues precisamente, casi que hay que preguntar a los abuelos. Para que alguien recuerde un momento en el que todo estuviera tan complicado en lo económico y en lo geopolítico.
CUMBRE DE LA OTAN EN MADRID
Tanto, que esta semana nos depara una cita de vital importancia y que, además se celebra en Madrid: la Cumbre de la OTAN, del miércoles 29 y el jueves 30. Una cumbre que, en un primer momento, podía parecer un poco anodina porque la OTAN no sabía muy bien cuál era su papel en el mundo y encima Estados Unidos se quejaba de que el resto de socios aportaban muy poco al presupuesto militar. Acuérdense de las broncas que nos echaba Donald Trump.
Bueno, pues ha venido la Rusia de Putin a sacarnos de esa idea equivocada de que el mundo era un lugar tranquilo, regido por las democracias liberales y la economía de mercado. No sabemos si a esto se le puede llamar “nueva guerra fría” pero, desde luego, estamos en la encrucijada bélica y geopolítica más grave desde la caída del bloque comunista. Y, en parte, porque el actual presidente ruso, el que dirige los hilos de Moscú desde hace más de 20 años, ha decidido recuperar para Rusia buena parte del peso político y militar que perdió en 1991, con el hundimiento de su imperio soviético.
La víctima, ya saben: está siendo Ucrania pero este pulso ya se ha convertido en una guerra (de momento, económica y energética) que no podemos perder y que, lo que es seguro, es que nos va a salir muy cara. Hasta el punto de tener que afrontar sacrificios económicos y materiales que a las “comodonas” sociedades europeas, las que racaneaban presupuesto militar, ni se les podía pasar por la cabeza.
Esta mañana vamos a analizar más en profundidad esa cumbre de la OTAN y los objetivos de España, que pasan por conseguir que la Alianza Atlántica mire al sur para evitar la presión migratoria y por conseguir también que la OTAN se comprometa por escrito a la protección de Ceuta y Melilla.
PEDRO SÁNCHEZ TIENE UN PLAN CONTRA LA CRISIS
Pero es que, precisamente, del conflicto geopolítico que tenemos sobre nuestras cabezas se descuelgan muchos de los otros problemas que nos acucian en lo más inmediato. Por ejemplo, la crisis de la inflación, a la que el presidente Pedro Sánchez ha puesto un nuevo parche este fin de semana con un plan anticrisis que hoy entra en vigor.
Decíamos esta mañana a las seis que al gobierno social, al gobierno que venía a aumentar el gasto público para proteger a los menos favorecidos le ha pasado un poco aquello que decía Oscar Wilde: “ten cuidado con lo que puedas desear, porque podría hacerse realidad”.
¿No querías tener que gastar mucho para hacerte el gobierno supersocial? Pues, al final, les ha venido tal emergencia, que ya no saben dónde acudir, que ya no dan abasto, con tantas vías de agua que hay que taponar. Hasta el punto que, como han escuchado, Sánchez dio un paso más el sábado en ese inquietante camino que te aleja de las democracias serias, para acercarte a los países populistas.
Porque lo de buscarte un enemigo interno o externo para justificar que la cosa en lo económico esté muy mal y liberarte tú de la culpa. Eso ya lo han hecho desde Cuba, a Venezuela, pasando por el franquismo. Es verdad que Sánchez todavía no habla del contubernio judeo-masónico, pero sí denuncia ya a determinados poderes económicos que usan sus terminales mediáticas para fastidiar a este gobierno.
Y todo para desviar la atención de lo más importante, y es que el paquete anticrisis que hoy entra en vigor ha vuelto a ser decepcionante, a pesar de costar otros 9 mil millones de euros, entre lo que se va a gastar el Estado y lo que va a dejar de ingresar.
Lo primero que llama la atención es que se ha desaprovechado otra ocasión para anunciar un plan de ajuste del gasto público. Empezando por el propio Gobierno, precisamente para preservar partidas esenciales como la Sanidad, la Educación, la Seguridad y las pensiones. Vamos, “ajustar”, como nos estamos ajustando todas las familias y las empresas. Que dejas de gastar en lo que no es de vida o muerte, para centrarte en lo importante.
Aquí no, aquí solo hemos sabido anunciar otra serie de medidas que buscan contentar a cuanta más gente mejor, pero sin que nada sea suficiente. Porque resulta que ahora nos hemos dado cuenta de que los años y años de acumular deuda ahora nos impiden gastar en lo que realmente haría falta.
De manera que la medida más destacada ha sido lo del cheque (un cheque) de 200 euros para determinados hogares, en situación vulnerable. Esto es lo que decíamos, hasta el último segundo estuvieron los de Podemos presionando para que el cheque fuera de 300 euros. Pero es que, como con las cuentas públicas que tenemos, no se pueden hacer milagros, al final, solo 200 euros en un solo pago, que te sirven para llenar dos depósitos de gasolina y con mucha letra pequeña, que al final hará que esto sea como lo del Ingreso Mínimo Vital: más de uno de los 2’7 millones de hogares que dicen que lo cobrarán, al final no lo verán. Si no, al tiempo.
Porque, para cobrarlo, cuentan a todos los miembros de una unidad familiar (con el lío que ha supuesto a veces definir “miembro de unidad familiar) de manera que, entre todos, no pueden superar los 14 mil euros anuales. Pero es que, además, el patrimonio de esa familia, descontada la vivienda habitual, no puede superar los 43 mil 196 euros.
Pero es que, además, para solicitarlo a partir del 1 de julio debes ser asalariado, desempleado o autónomo registrado oficialmente y no puedes estar ya cobrando el Ingreso Mínimo Vital o algún tipo de pensión.
Es decir, la medida estrella que venía a paliar la crisis es buscar a 2’7 millones de hogares que sean vulnerables de verdadera solemnidad que no cobren ya otras ayudas para darles 200 euros. Tampoco nos engañemos, otros gobiernos tampoco podrían haber ayudado mucho más, de hecho, el PP ve en esto una copia de sus propuestas.
Bien está que a las pensiones no contributivas se las ayude con una subida del 15%. O que a las clases medias se les descuente un 50% del abono transporte de los trenes que dependan del Estado y un 30% de las líneas que gestionen las autonomías. O que se mantengan el descuento del carburante, se rebaje el IVA de la luz o se congele el precio del butano, en 20 euros que se ha puesto la bombona.
Pero a la pregunta que nos hacíamos la semana pasada de ¿del plan anticrisis, cuánto habrá de ayuda para las clases medias trabajadoras? Lo cierto es que poco. Se ayuda muy poquito a esas clases medias trabajadoras que todavía no están en la cola de Cáritas, para entendernos, pero que empiezan a tener serios problemas para llegar a final de mes. Y son esas clases medias las que cambian gobiernos y ponen nerviosos a algunos dirigentes, con lo que votan en elecciones como las andaluzas.
Desde luego, la situación no es fácil, pero el Gobierno sigue sin apretarse el cinturón, y el simple hecho de mantener el descuento del carburante, bajar un poco más el IVA de la luz o rebajar el abono del transporte no van a suponer un cambio sustancial, ante el tsunami de precios altos que tenemos encima.
De hecho, hoy los transportistas darán a conocer si vuelven a los paros o le dan todavía un margen de confianza al Gobierno. Gobierno que, con este plan pretende rebajar el IPC hasta tres puntos y medio. Y, miren, para que eso fuera así, debería bajar el coste energético a la mitad, cosa que no parece factible a corto plazo.
Y, posiblemente, por eso, el Gobierno trata también de ganar tiempo prometiendo medidas de esas, muy de corte populista, contra determinadas empresas. Sánchez prometió que el año que viene entrará en vigor un impuesto para recortar los beneficios de las eléctricas, a las que presentó como “egoistas”.
Tener como enemigo o chivo expiatorio a las empresas que deben colaborar en el cambio hacia una economía de energías renovables, no parece la mejor de las ideas. Pero, miren, este es un Pedro Sánchez que sabe Dios que hará realmente el 1 de enero con ese impuesto a las eléctricas.
EL APOYO DE SÁNCHEZ A MARRUECOS TRAS UN NUEVO SALTO A LA VALLA DE MELILLA
Sino, fíjense, lo que ha cambiado con la inmigración. Si un asalto a Melilla acaba con al menos 23 muertos reconocidos por Marruecos (algunas fuentes hablan de más de 30) y más de 300 herido, estando Sánchez en la oposición, hubiese puesto el grito en el cielo. Ahora, en cambio, antes de destacar el drama humano a Sánchez lo que le interesa es calificarlo de ataque a nuestras fronteras y destacar, sobre todo, lo eficientes que han sido los marroquíes, que es en realidad es lo que le interesa ahora: que se note que el regalo del Sáhara ha servido, al menos, para que los marroquíes se apliquen en la frontera.
Ahora bien, semejante manera de aplicarse hubiera hecho arder a los artistas del Aquarius, que sólo son humanitarios cuando les conviene políticamente. Los marroquíes, por cierto, se están dando mucha prisa en enterrar a los muertos en fosas sin que se les practique autopsia ni se trate de devolver los cuerpos a sus familias.
MADRID GRITA "SÍ A LA VIDA"
A todo esto, de la muerte y de la vida.También se ha hablado este fin de semana en las calles de Madrid. Sobre todo de la defensa de la vida y de la valentía para hacerse preguntas incómodas que desafían el credo actual, en según que asuntos de vital importancia.
Manifestación en defensa de la vida y en contra de las leyes ideológicas del sanchismo. 100.000 personas de las que se atreven a levantar la mano y decir que no se trata de engañarnos y hacer ver que un feto no es una vida humana. Ni siquiera de obligar a una mujer a proseguir con un embarazo, si no quiere, sino de cambiar nuestra cultura del descarte y la comodidad hedonista. por otra en la que ser madre o padre no sea un drama, sino una gran noticia para nosotros y para la sociedad, ahora que el invierno demográfico nos acucia de forma dramática.
Gente que quiere, al menos, plantear un debate sosegado sobre si no estamos llegando demasiado lejos en algunos asuntos... en los que se está imponiendo un rodillo ideológico que choca con la propia concepción humana y con la ciencia que insiste en que la vida humana comienza antes del momento del parto. Hay debates que son incómodos... pero que no se pueden enterrar en leyes que evitan las preguntas y las posibles soluciones.