Barbosa: “La clave es que la velocidad de la recuperación económica está siendo mosqueantemente lenta”

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE’ en este jueves 2 de diciembre.

Suena esta alegre sintonía navideña, que nos ha preparado Carlos Herrera en este rato en el que nos ha dejado aquí, que vayamos tirando...

RAJOY ESTRECHA LAZOS ENTRE CASADO Y AYUSO

Que hay que ver, el apuro que pasó ayer el líder en la presentación del libro de Mariano Rajoy, donde hizo de presentador y donde pudo ser testigo en primera línea, del baile de la Yenka entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.

Claro, ellos tienen alguna diferencia a cuenta de quién debe ser presidente o presidenta del PP madrileño, pero odiarse no se odian pero, como se crea esa expectación de a ver qué cara ponen, si se hablan... pues al final, se hacen un lío con me pongo aquí me pongo allí, que hubo un momento que parecía que estaban jugando al gato y al ratón.

Bueno, las cosas de los periodistas, que nos fijamos en todo y que también nos acordamos de muchas cosas.

Rajoy consigue unir a Casado y Ayuso 40 días después en la presentación de su libro

RECUPERACIÓN ECONÓMICA

Como de aquella matraca, de aquella letanía con la que el Gobierno nos martilleó en verano: “ahora lo que toca es vacunación, recuperación…. recuperación, vacunación.... vacunación, recuperación...”. Ciertamente, el Gobierno lo fiaba todo al fin de la pandemia y a la recuperación económica.

Pues nos hemos metido en diciembre, y resulta que la pandemia se ha enredado, ya se verá si de manera algo exagerada o no.

Pero, de momento, los contactos estrechos de positivos, y sospechosos de positivos, por ómicron van a tener que hacer cuarentenas de 10 días, con lo que eso puede implicar en el terreno laboral y familiar, ahora que nos habíamos acostumbrado a que, con la pauta completa, te librabas de cuarentena.

Y lo otro que tampoco chuta todo lo bien que quisiéramos los españoles es la recuperación económica. Por lo menos a la velocidad que será deseable.

Aquí, nos tememos que el Gobierno se ha topado con esa vieja dama que se llama “realidad”. Y que no se deja avasallar por el voluntarismo de un Gobierno, que sigue atrapado en sus previsiones del mes de abril. Sánchez se agarra al mástil del 6'5%, por más que la OCDE ha sido el último organismo en rebajar su pronóstico de este año para España a tan solo un 4'5%.

El presidente estaba en Egipto y lo que decía para finales de este año lo empezó a decir para el año que viene, para 2022, aunque la OCDE cree que la recuperación, realmente, no llegará a España hasta 2023.

Y eso se une a las rebajas que ya había hecho el Banco de España, el FMI, Funcas y la Comisión Europea.

Pero todas esas rebajas, por lo menos de puertas hacia fuera, no parecen hacer mella en el optimismo de Sánchez, Nadia Calviño o Yolanda Díaz, que hoy aprovechará que los datos del paro de noviembre van a ser positivos para dar a entender que la recuperación es histórica y tal y cual.

Lo que pasa es que ese argumento, como sabemos, tiene su parte de verdad y su parte de trampa.

Y es que, seguimos en una recuperación histórica, porque el desplome fue histórico. Aquí la clave es que la velocidad de esa recuperación está siendo mosqueantemente lenta. Y, ojalá, ojalá, las previsiones se equivocasen y el Gobierno acierte, por el bien de todos, pero difícil parece.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

PREOCUPACIÓN POR LA VARIANTE ÓMICRON

Y, encima, como decimos, lo que parecía que estaba encarrilado, como era la pandemia, otra vez estamos con la angustia y con esa inquietud de ¿qué está pasando para que tantos gobiernos se hayan puesto tan nerviosos por el incremento de los positivos y la llegada de la nueva variante ómicron?

Saberse, no se sabe nada nuevo, más allá de que parece que es más contagiosa, que se propaga más rápido y que podría haber cambiado la forma de la proteína S, que es la identifican los anticuerpos para atacar al virus.

Eso, es verdad, puede ponérselo un poco más difícil a las vacunas, pero la mayoría de expertos siguen pensando que, más o menos, las vacunas actuales deberían seguir siendo efectivas. De hecho, la OMS asegura que no harían falta vacunas nuevas, sino, si acaso, retocar las que hay. Pero lo cierto es que estamos en un momento de frenesí, con numerosos anuncios.

Bruselas ha adelantado al día 15 de este mes (una semana antes de lo previsto) la vacuna de Pfizer para los niños menores de 12 años. Y además la presidenta de la Comisión, Ursula Von Der Leyen, también ha abierto, definitivamente, el debate sobre si la vacunación tiene que ser obligatoria en la Unión Europea.

Hay un tercio de europeos que todavía no se han vacunado, porque no han querido hacerlo, y ahora las autoridades comunitarias han dado el paso de plantear si es conveniente obligarles por ley. Cosa que, como sabemos, genera un gran debate jurídico, social y sanitario.

Y ahora, además, efectivamente, el Gobierno de España que sólo recomienda, pero no obliga a acotar los contactos sociales en Navidad, sí que ha tomado una decisión importante que sí nos puede cambiar el paso.

Porque una de las claves de la tranquilidad con la que habíamos vivido estos últimos meses es que uno se enteraba de que un compañero de trabajo era sospechoso de positivo y tú, si tenías la pauta completa, seguías trabajando y seguías con tu vida. Ahora, si has tenido contacto con un positivo de ómicron, o sospechoso de ómicron, te tienes que aislar diez días.

Lo hacen también con los sospechosos, porque lo de sexar el virus, lo de secuenciarlo para saber qué variante es la que te ha contagiado, eso tarda un poco más de tiempo, que la simple confirmación del positivo.

Así que vean ustedes, la complicación en la que nos estamos volviendo a meter, a lo tonto a lo tonto.

En COPE, la investigadora del CEU y experta en inmunología, Carolina Hurtado, nos recordaba que las vacunas que llevamos encima nos han servido para parar el golpe hasta que salgan las esterilizantes pero que, entre tanto, de la mascarilla no hay que olvidarse cuando toque.

¿Qué les podemos decir nosotros, que no somos “todólogos”, que no sabemos de todo, pero procuramos preguntar a los que saben?

Pues que no parece que ómicron nos vaya a hundir en la miseria, y que los contagiados no van a ser más graves que lo que ya teníamos.

¿Entonces por qué tanto agobio, si seguramente la mayoría no nos vamos a poner malos de morirnos?

Pues el mosqueo viene porque es un aviso del virus de que está buscando la manera de encontrar la variante que se salte las vacunas. Y seguramente no será ómicron y posiblemente no sea ni siquiera la que venga después de ómicron pero lo mismo la próxima sí.

Por eso hay que vacunar al tercer mundo, y aquí, hasta que no salgan las vacunas definitivas, no dejarle que rule demasiado sin necesidad.

Miren, para que se hagan una idea, el virus vendría a ser como un tipo que va por ahí con un manojo de llaves. Y con cada llave trata de abrir una cerradura, y de cada cerradura que abre, aprende algo. A veces lo tiene fácil porque la cerradura está en África y no tiene protección.

Pero otras veces, la cerradura es buena, la cerradura es Pfizer y le cuesta, y echa un rato auscultando como suena la rueda de la caja fuerte. De cada vacunado al que consigue descifrar, de cada cerradura fuerte que consigue abrir, aprende más y consigue nuevas llaves.

Ómicron no sería más que otra de las llaves, que le hemos entregado por no vacunar a África, y por bajar la guardia entre los vacunados de Europa. Así que lo que toca es, sin pánico, pero sin quedarse embobados, ganarle la carrera, antes de que el tipo del manojo de llaves consiga la llave maestra.

Ni más ni menos.

Ni restricciones duras, que ya no vienen al caso con tanta gente vacunada. Ni comportarse como si ya no hubiera pandemia.

Eso es, al menos, la explicación de los que saben de Ciencia y de lo que están haciendo los políticos, que no quieren ni pensar en un escenario en el que haya que volver a vacunar a todo el mundo porque salga una variante realmente complicada.

Esta mañana le daremos más vueltas a esa dama llamada realidad, que nos coloca ante el espejo de la economía y de ese tipo llamado covid, con un manojo de llaves en el cinto, que se han empeñado en condicionarnos la vida.

Confirman en Baleares el primer caso de la variante ómicron, el tercero de España

EFE/CATI CLADERA

EL GOBIERNO Y EL CATALÁN

Pero también vamos a analizar otras cuestiones, como la Ley Audiovisual, de la que penden ahora los Presupuestos, a cuenta de la cuota del catalán en las producciones nacionales e internacionales.

Hablando del catalán. Vamos a ver si al final el Gobierno se atreve a obligar a la Generalitat a cumplir la obligación de dar un 25% de clases en castellano.

Porque la ministra Pilar Alegría parece que lo deja en manos del gobierno catalán, que ya ha dicho que no piensa cumplirlo. La ministra hacía además una encendida defensa de la inmersión lingüística en Cataluña, a pesar de que, a estas alturas, está claro que sólo busca arrinconar a los alumnos y las familias que hablan castellano. No se trata de que aprendan o no castellano, se trata de que tratan de hacerles sentir mal, de acomplejarles, por usar el castellano.

CENSURA A LOS PERIODISTAS EN EL CONGRESO

Y luego está la historia de siempre, la historia del cinismo y el doble rasero.

Eso de que PSOE, Podemos y el resto de partidos de izquierda y los nacionalistas hayan pedido al Congreso que meta mano a los periodistas de derechas que les preguntan de una manera, a su juicio, demasiado impertinente.

Los que han metido en el hemiciclo impresoras, grilletes, carteles, fotos, camisetas y todo lo que pueda caber en el carro de un buhonero, ahora están preocupados por el decoro y la cordialidad en el Congreso.

El PP critica que el PSOE se una a Bildu y a sus socios radicales para silenciar a periodistas incómodos

EFE/ Juan Carlos Hidalgo