Herrera: "Al sanchismo se le está poniendo cara de zapaterismo cuando habla de economía"

- 6 MIN

Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

Ya nos hemos plantado a las 08:00, oiga, 08:00 de un 5 de febrero del 2020 es una hora para que estemos todos ya con la cartera en la mano para irnos al colegio dentro de poco y para estar trabajando seguramente bien despiertos. 

Hoy ha vuelto, fíjese, a amanecer, como les decía a las 06:00, lo cual no es poco, en un día en el que echaremos de menos a José Luis Cuerda, 72 años, un grande del cine español, ganador de muchos premios, referente de ese humor surrealista tan suyo, humor manchego como el de José Mota, Joaquín Reyes Muchachada Nui, María José Navarro.

ESCUCHA AQUÍ EL EDITORIAL DE HERRERA

El caso es que Cuerda fue mucho más que un director, también fue guionista y productor, y ahí, en la colaboración con uno de los más grandes que habido en el cine, Rafael Azcona, hizo trabajos inolvidables, 'El bosque animado', 'La lengua de las mariposas', pero, sobre todo, la mítica 'Amanece que no es poco'. 'Amanece que no es poco' es una película que yo creo que todos recordamos el día en que la vimos o las veces que la hemos seguido viendo porque es de esas películas a las que vas descubriendo cada vez que la ves algo en lo que no habías reparado. Pocas películas habrá en el cine español que tenga tantas frases para la posteridad.

Decía Cuerda que lo suyo era retorcer la realidad, pero sin que dejara de ser realidad. Y a veces el mundo está tan retorcido de por sí que va bien retorcerlo un poco más para que vuelva a suceder, por ejemplo, en España, el paro.

El panorama, hay que ser un gran irresponsable para no preocuparse por este panorama que nos dan las cifras de paro. De acuerdo, enero es un mes malo; de acuerdo, acaba la campaña de Navidad; de acuerdo, se destruyen empleos porque los que estaban trabajando en el sector servicios, en el comercio, dejan de trabajar, de acuerdo; pero al Sanchismo se le está poniendo cara de Zapaterismo cuando trata de hablar de economía.

En enero se perdieron 244.000 puestos de trabajo, oiga, 244.000, el peor enero desde el 2013. Eso quiere decir que se han perdido 7.872 empleos cada día. Y a lo mejor usted es uno de ellos o conoce alguno de alguno de ellos. Esto quiere decir que en el mes de enero del 2020, este mes que hemos acabado, se destruyó la mitad de todo el empleo que se consiguió crear en 2019. 

90.000 parados más, que es el paro registrado, en fin, este mes ha sido devastador, y lo fácil es hacer el chiste obvio: comparar el incremento de ministros y altos cargos con el aumento del paro en la economía real. Se puede hacer, eh, y seguramente es lo que merece este gobierno que ha sido la quinta esencia de la demagogia empezando por su presidente. 

Lo que merecen es que se les trate con las mismas trampas con que ellos tratan a los demás, pero la cuestión del empleo es muy serio y quienes no merecen que se aborde con demagogia  son los españoles, que se están quedando sin empleo, a lo mejor usted es uno de ellos.

Cuando la gente sale a protestar de forma espontánea y no convocados por Podemos, esas cosas que cuando se aburre Pablo Iglesias le da por, como dice Álvaro Martínez, crear alertas antifascistas, cuando la gente sale a protestar de forma espontánea es porque hay un malestar lavado y silencioso.

La explosión de las protestas del campo, y volvemos a ello porque va a ser una constante que va a seguir durante bastante tiempo, tiene muy poderosas razones. No son una panda de fachas como dijo el líder de la UGT, que más bien debería preocuparse de los escándalos de su sindicato que de decir majaderías, los datos del paro son la confirmación rotunda, inapelable de un problema.

La gente del campo protesta porque tiene tantos problemas que se han destruido 50.000 empleos en el último año.  Oiga, el paro siempre es un termómetro de lo que funciona mal en la economía. Y si el paro sube en un mes en un sector el 8%, 15 veces más que la media, es que en ese sector pasa algo.

Y luego si quieren está la pésima cosecha de la aceituna y la subida del salario mínimo interprofesional y todo lo que ustedes quieran añadir. Y también está lo que nadie quiere reconocer, que es un detalle no baladí: los despidos anticipados por el anuncio de la contrarreforma laboral, es decir, el temor de la gente a un cambio en la normativa que lo que les hace es llevar a anticipar despidos antes de que el marco normativo lo haga más difícil o más caro. 

Es cierto que no estamos ante una crisis, no estamos en recesión económica, pero sí estamos ante datos muy preocupantes. Entonces que ahora que sigan hablando de cambiar la reforma laboral y seguiremos marcando cifras de destrucción de empleo que nos retrotraen a los peores momentos de la crisis económica.

La realidad es muy tozuda, como una mula, y no se somete a los discursos ni se la engaña con demagogia. La realidad, la gente no vive de discursos, vive de ingresos y de gastos, de leyes que favorecen la inversión, la contratación, las decisiones que hay que tomar para hacerlo. Desde luego, también vive y sufre con las decisiones que frenan la inversión y la contratación.

Hace unos meses Octavio Granados, el que fuera durante muchos años secretario de Empleo del PSOE, reconoció públicamente que el Gobierno de Zapatero lo había hecho en materia de empleo y además explico por qué. Hoy Granados no está y el Gobierno de Sánchez lleva el mismo camino. A pesar de ello hay gente en este Gobierno que marca diferencias respecto a la media general: Planas, también el ministro de Sanidad, se están comportando como miembros con hechuras de gobernante de este amontonamiento de Ministros que se vive ahora mismo en La Moncloa. Ese grupo que se enfada mucho cuando se señala el salario mínimo interprofesional, el aumento de más del 22 % de un golpe, que es, les guste o no, el que ha puesto, por ejemplo, en el campo la puntilla al ataúd, el último clavo, y la campaña de la aceituna, pues seguramente tendrá que ver, pero no explica que en las demás explotaciones agrarias pasa exactamente igual.

Ahora se habla de intervenir en la cadena de distribución, bueno, con cuidadito porque hay regulaciones que lo único que consiguen es que aumenten el precio de la cesta de la compra y, además, que provoque despidos de trabajadores en los supermercados. A ver si también ahora jorobados el otro extremo de la cadena de distribución, la cadena de producción, sector primario, intermediario y luego la distribución, pero en fin, el gran problema para este Gobierno sigue siendo Cataluña, no estas cosas.