"Una decepción ver que al final caen en el topicazo de reírse de los símbolos católicos"

Escucha el monólogo de Sergio Barbosa del jueves 2 de enero

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Primer día laborable del año, habiendo sobrevivido a las que deberían ser las últimas comilonas de estas fechas con permiso del roscón de REYES, que ahora va a ser el que reclame su espacio en las casas de este país.

Ahora toca, alicatarse el roscón. Desde luego, no tenemos conocimiento.

Bueno, decíamos esta mañana que el 2 de enero se prestaba a ser un día insulso, sin mucha información, pero basta que digas eso para que salgan noticias de debajo de las piedras.

Por ejemplo, como hay mucha gente que hoy se incorpora al trabajo o que vuelve a su de residencia tras celebrar el cambio de año, no está de más actualizar cómo está el nuevo desaguisado de los trenes.

Y hay que decir que, en principio, tenemos buenas noticias porque Renfe ha garantizado que esta mañana ya estarán operativos los trenes que ayer se quedaron sin servicio por un fallo informático de TALGO.

Es decir, finalmente, sí se garantiza la circulación de los casi 20.000 viajeros con billete a los que ayer no se les garantizaba que hoy pudieran viajar en tren.

Y es que, parece que se ha arreglado esa incidencia que afectó principalmente a los trenes AVRIL que conectaban Madris con Asturias y Galicia aunque también hubo incidencias en el servicio a Barcelona, Comunidad Valenciana y Murcia.

Con lo cual, cruzamos los dedos para que hoy no haya más indidencias y si conseguimos que este 2025 se frene la degradación del servicio ferroviario en España, entonces ya lo bordamos.

Pero desde luego, la manera de empezar el año ha sido un despropósito con hasta 14.000 pasajeros afectados en el día de ayer. A veces parecemos cualquier cosa menos un país moderno.

doble atentado en estados unidos

Y miren, una vez anotada la información de servicio, hay que decir que el mundo ha vuelto a horrorizarse con lo que parece otro ataque de motivación yihadista, con un método que empieza ya, por desgracia, a resultarnos demasiado familiar.

Ocurrió en Niza,ocurrió en Barcelona, ha ocurrido en mercadillos navideños de Alemania y, esta vez, le ha tocado a la mítica calle Bourbon de la también mítica Nueva Orleans.

Una calle atestada de gente, gente con la guardia baja porque estaban celebrando el Año Nuevo y gente que jamás pudo imaginar que los pivotes de seguridad que protegían la calle iban a ser insuficientes para frenar la embestida de una enorme camioneta blanca.

Camioneta que había cruzado la frontera con México dos días antes y que había sido alquilada por algo más de 100 dólares al día.

Camioneta de estas enormes que el capó te llega a la altura del pecho y que usada con mala fe puede hacer un daño terrible. Tanto que estamos hablando de 15 muertos y al menos 35 heridos.

Una matanza cometida por Shamsud Din Jabbar,un tipo que ha descolocado a los investigadores porque no era el típico yihadista que pudo llegar a Estados Unidos como inmigrante hace pocos años.

Este hombre había nacido en Texas, tenía nacionalidad estadounidense, había servido durante años en el ejército de Estados Unidos y se había ganado la vida, entre otras cosas, como informático.

Tú le escuchabas en Intenet contando su vida, con motivo de algún evento labora y lo cierto es que el tal Din Jabbar parecía un estadounidense totalmente integrado. Es verdad que tenía un par de antecedentes por un robo menor y por conducir con el carnet caducado, pero “nada hacía pensar” que pudiera cometer semejante barbaridad.De hecho, aunque su familia provenía de Oriente Próximo no parece que recibiera una educación rigorista. El proceso que le pudo radicalizar se produjo ya de adulto.

El caso es que un tipo nacido en Estados Unidos y que se licenció del Ejército sin haber generado ningún problema durante diez años, esta Nochevieja decidió alquilar una enorme furgoneta para pasar por encima de cuanta más gente mejor en la principal calle comercial de Nueva Orleans. Y no contento con eso, cuando salió de la furgoneta empezó a disparar contra la gente hasta que pudo ser abatido.

De no haber acabado con él, no se sabe si hubiera utilizado el explosivo que también llevaba en la furgoneta y que ha aparecido junto a una bandera del DAESH.

A esta hora, la conmoción en Estados Unidos es máxima y, también, existe cierta paranoia porque no está claro que pudiera organizar todo esto él solo. Es decir, no se descarta que pudiera tener compinches y que esos compiches puedan estar esperando la ocasión para cometer un atropello masivo en cualquier lugar.

Y tampoco se descarta que la explosión de un TESLA eléctrico a las puertas de un hotel en Las Vegas, propiedad de Donald Trump, también haya sido un atentado.

Ese vehículo tenía en su interior tenía en su interior muchos productos de pirotecnia y diferentes tipos de cilindros, que podrían haber sido usados como metralla.

Esto último es solo una hipótesis porque tampoco se puede descartar una explosión accidental de la batería, pero Elon Musk asegura que las baterías de sus vehículos no explotan así como así y menos de esa manera.

El sistema de pensiones comprometido

Así que, ya ven qué intensa se presenta una mañana que, al ser 2 de enero, parecía que podía ser una mañana más o menos tranquila.

Una mañana de “primer día laborable” del año que se prestaba a echar cuentas sobre cómo se nos va a encarecer la vida ahora que ya han subido oficialmente el IVA de los alimentos básicos y el recibo de la luz.

Ahora que ya está en vigor la última subida de las cotizaciones, el repunte del mecanismo de equidad con el que los trabajadores contribuyen aún más al sostenimiento de las pensiones y la entrada en vigor del impuesto solidario.

Ese impuesto con el que algunos trabajadores -los que ganen más de 59.000 euros brutos al año-, van a contribuir aún más al sostenimiento de las pensiones, sin que esta última contribución ni siquiera les reporte un derecho añadido cuando les toque cobrar una pensión.

No parece que el sistema de pensiones tenga clara su financiación si no dejan de aplicar un parche detrás de otro. En fin, que hoy le daremos una vuelta a las cosas del bolsillo, mientras esta mañana también vamos a conocer un dato interesante que seguro que va a dar de qué hablar: la audiencia televisiva de las campanadas

La palabra no es ira es decepción con las campanadas de TVE

Claro, para qué queremos más después de tantos comentarios y “sesudos análisis” sobre si es mejor el intríngulis de qué vestido llevara esta noche una famosa presentadora o qué travesura harán los presentadores que han desembarcado en Televisión Española ELEVISIÓN para llevar nuevos códigos y un nuevo aire generacional a la tele pública.

De momento, a la espera de las audiencias el Gobierno ya tiene lo que quería que es, como casi siempre, más polémica para vender su mercancía legislativa e ideológica.

Es decir, la típica maniobra del sandwich: tú ofendes de forma gratuita a un colectivo (normalmente un colectivo fetiche para ti, el típico colectivo al que te encanta provocar), ese colectivo se queja (unos se desahogan en Internet, otros presentan una denuncia por un delito contra los sentimientos religiosos) y entonces sale nada menos que el ministro de Justicia, Félix Bolaños, a decir que son los ultras católicos los que están acosando a la pobre presentadora de Televisión Española y que esto demuestra que hay que modificar el código penal para despenalizar las ofensas a los sentimientos religiosos.

Es decir, la típica maniobra de pegar a alguien la patada en la espinilla y, a los cinco minutos, hacerte tú la víctima y el acosado para justificar lo que ya tenías previsto de antemano.

Bueno, ¿Dónde ha estado el problema? Pues en este momento de la retransmisión de las campanadas.

LALACHÚS, la humorista que acompaña a Broncano, tenía preparado el momento en el que iba a mostrar en primer plano una estampita que para ella, parece ser, es muy importante.

Una estampita que asemeja ser el Sagrado Corazón, pero que cambia a Jesús por la vaquilla del Gran Prix.

Claro, explicar esto, de verdad, da una pereza tremenda, porque los hay que están deseando que entres al trapo precisamente para sentirse realizados.

Los hay que ver cómo los católicos se ofenden y hasta la COPE (la cadena de los obispos) hace referencia al asunto vamos, eso “les arregla el día” eso es que les hace culo Pepsi-Cola.

Y, miren, el que no entienda donde está la ofensa es porque no entiende el sentimiento religioso y el valor de los símbolos. O sí lo entiende, pero realiza igualmente la ofensa porque sabe, precisamente, que va a ofender.

Porque esos que no ven problema en cambiar a Jesús por una vaquilla son los mismos que, a estas alturas, saben perfectamente que no les conviene cambiar a Mahoma por ningún monigote.

Y no, no se preocupen que aquí no vamos a caer en el tópico de “con los musulmanes no tienen narices de hacerlo, porque saben que esos no se andan con tonterías”.Efectivamente, los católicos no vamos a responder de forma agresiva, más allá del desahogo de algunos en redes sociales por más que para Félix Bolaños ahora LALACHÚS esté asediada supuestamente por una horda de fanáticos y tal y cual.

Fíjense, aquí, por no hacer no vamos ni siquiera a despreciar el trabajo de Broncano. Es más lo vamos a elogiar. Porque aunque haya gente que no le guste o que le parezca un poco chusco, soez o insustancial..., seguramente, el que tenga esa percepción es porque no entiende que estamos ante un cambio generacional. Como tantos otros ha habido a lo largo del tiempo y más heavys incluso. Acuérdense de Alaska y 'La bola de cristal' en los años 80.

Y todo eso está muy bien y es ley de vida. Hace tiempo que se viene detectando que los jóvenes (a diferencia de lo que creen algunos sesudos estrategas del mundo audivisual) sí son capaces de estar pegados durante mucho tiempo a un tipo o una tipa que, sin ningún guion ni plan establecido, se pase el rato hablando de cosas triviales.

Y Broncano bebe un poco de esos códigos, pero ojo, sin simplificar demasiado. Porque “Broncano tiene un plan” y detrás de eso hay mucho más curro y talento de lo que parece. De hecho, seguramente el mérito consiste en eso: en parecer que no estás leyendo un telepronter o dejándote llevar demasiado por unos guionistas. Y que tampoco te las das de intelectual porque todo te parece fuerte, fuertemente muy random y muy épico.

Pero detrás de eso, lo de ponerte a presentar las campanadas y que todo parezca un caos, eso tiene un mérito tremendo.

Y lo de ponerte con un megáfono a saludar a la competencia que está en otro balcón eso es una puñetera genialidad muy en la línea de la cultura del troleo, muy en la línea de las nuevas generaciones a las que les gusta el sarcasmo y el vacile del metalenguaje de la radio.

Eso sí es transgredir las normas de una manera simpática. Y José Pablo López tiene el mérito de haber visto que llevar eso, a una televisión en abierto, podía tener mucha audiencia.

Es más, se puede estar de acuerdo con Piqué cuando dice que 28 millones lo mismo no es tanto dinero, en función de la audiencia que están dando y se puede estar de acuerdo con Pepe Navarro cuando atribuye a Broncano el mérito de haber recuperado el programa de autor, en detrimento de la dictadura del formato.

Por eso, resulta una decepción ver que quienes apuestan por un cambio de códigos generacional (te guste más o te guste menos ese cambio, en función de la edad que tengas), al final caen en el topicazo de reírse de los símbolos católicos.

Y es que, para un zurdito ibérico tirar la típica pulla al católico, es como cuando el señoro hace un chiste de gangosos o de mariquitas. Es caer en lo manido, en lo facilón, en lo que ya no hace gracia, hombre...

Por eso, no, aquí no va a salir hoy un presentador a rasgarse las vestidura y a decir que todo lo que hacen es una porquería y que deberían cerrar Televisión Española.

La televisión pública tiene su razón de ser y tiene derecho a tratar de innovar (y más si su giro sanchista les ha dejado sin buena parte de la audiencia y les urge conectar con la gente joven), pero deben hacerlo siendo verdaderamente originales y creyéndose verdaderamente eso de que ahora van a ser más inclusivos que nunca.

La palabra no es cabreo o la palabra no es ira (porque aquí creemos en lo de poner la otra mejilla y todo eso). La palabra es más bien decepción o como ha dicho el presidente de la conferencia episcopal, Luis Argüello todo esto sólo sirve para entristecer a una parte de los españoles.

Y lo triste es que no había ninguna necesidad y que la ofensa se puede entender a poco que haya voluntad de ponerse en la piel del otro o prestar un auténtico servicio público".

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