Antonio Herraiz: "Exteriores asume el papel de Zapatero como cómplice de Maduro en Venezuela"

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Es la semana con más fiestas de todo el año. En capitales como Madrid, con la Virgen de la Paloma, en pueblos grandes, medianos, pequeños… El de mañana es un día feriado y celebrado donde los haya.

El festival del humor de este verano con la fuga del prófugo catalán ha vivido en las últimas horas un nuevo capítulo que, no es que nos deje indiferentes, pero sí que no sorprende porque es más de lo mismo. Se va a cumplir una semana del choteo de Puigdemont en Barcelona, ante los ojos de todo el mundo, y desde el Ministerio del Interior seguían sin dar una sola explicación. ¿Que por qué hay que señalar al departamento que dirige Grande-Marlaska?

Porque ante una orden de detención del Tribunal Supremo contra alguien que, por cierto, ha avisado con tiempo que va a volver a España, la seguridad de las fronteras, además de en los puertos y en los aeropuertos es competencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es decir, policía y guardia civil.

Y después de cinco días callado como una puerta, el silencio de Marlaska se ha roto -de aquella manera- con un informe que el Ministerio del Interior ha enviado al magistrado del Supremo Pablo Llarena. Se lo han mandado porque se lo había requerido el juez que, si no, todavía estábamos esperando alguna aclaración. Lo que nos cuentan no sorprende, pero sí que confirma que miraron para otro lado.

Además de la orden de detención del Supremo, hay que recordar que Puigdemont estaba en la lista de los más buscados después de 7 años de fuga. Pues ni con esas. Interior reconoce que sólo activó recursos extraordinarios en las fronteras una vez que el Dioni catalán se fugó.

Que nos perdone el Dioni que el agujero del expresidente de la Generalitat es mucho mayor. Este no ha robado un furgón, pero sí que malversó más de 4 millones de euros de dinero de todos los españoles.

Sólo cuando los Mossos le dejaron escapar, sólo a partir de ese momento pusieron en marcha el dispositivo. Esto es lo que le ha contado Marlaska al magistrado Llarena en el informe.

¿Y por qué no antes? Si conocían que el prófugo iba a acudir a las inmediaciones del Parlamento de Cataluña. ¡Si sabían que le habían colocado un escenario para que Puigdemont actuara ante los suyos, como una estrella cutre del rock!

Ante esta evidencia, ¿qué más dice Marlaska? Que toda la responsabilidad es de los Mossos de Escuadra y que desde Interior ofrecieron apoyo operativo a la policía autonómica catalana, pero que no fueron requeridos. Que como no reclamaron ayuda, no era cuestión de desplegar un operativo paralelo.

Y esto es todo amigos. Unos asumiendo sin sonrojarse que no le detuvieron porque el semáforo se puso en verde para los peatones y, claro, no se lo iban a saltar. Esto lo saben bien los malos, los ladrones, los maltratadores, los que intentan escapar de la poli… si algún día te persiguen los Mossos y huyes en coche, te saltas un semáforo en rojo y ellos se paran.

Y en el otro frente competente, en este caso incompetente, desde el Ministerio del Interior, se dedican a pasar todo el marrón a los Mossos porque nadie les pidió ayuda.

Aunque fuera a Policía y Guardia Civil a quien se les coló por donde entrara, que esa es una incógnita que no sé si algún día llegaremos a saber.

Y hasta aquí quieren que lleguemos. Así quieren poner fin a su relato. Y todavía pretenden que, con lo que nos contaron los jefes de los Mossos y con lo que refleja el informe de Interior al juez, nos creamos que no estuvo todo pactado. Que no hubo cooperación necesaria en la fuga. Pues esto no se sostiene por ningún sitio.

Fundamentalmente, porque desde las dos administraciones competentes, Gobierno de España y Generalitat de Cataluña vienen defendiendo que Puigdemont no tiene que ser detenido. Que el Supremo tiene que aplicar la amnistía sin rechistar, por mucho que plantee dudas jurídicas argumentadas que no permiten amnistiar la malversación.

No se cortó Óscar Puente, señalando al Supremo para blindar al prófugo. No se tapó lo más mínimo el ministro de transportes anticipando que el Constitucional de Pumpido va a corregir la extralimitación de Llarena al no aplicar la amnistía. Y se agradece porque es la explicación gráfica de por qué no detuvieron a Puigdemont. No quieren que se enfade y haga saltar por los aires la legislatura en Madrid. Dejamos pasar el tiempo y ya vendrá sin ser detenido, que es el objetivo.

Se agradece la claridad de Óscar Puente, aunque suponga la confirmación, una vez más, de que no tienen reparo en dilapidar la división de antes. Pero, uno ya prefiere que te lo digan a la cara, para que todo el mundo sepa con quiénes nos la jugamos y no que anden con rodeos, como hizo ayer el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, después de la confesión de su compañero.

Y no esperen ninguna aclaración más sobre la fuga de Puigdemont que, por otro lado, tampoco es que se necesite. Está todo lo suficientemente claro.

17 días de las elecciones en Venezuela

En Venezuela hoy se cumplen 17 días de las elecciones presidenciales, y hay dos hechos que son irrefutables. El primero es que Maduro no ha permitido que un organismo independiente analice las actas de votación. Y el segundo dato incontestable es que Rodríguez Zapatero, que ha liderado el club de observadores internacionales con clarísima afinidad con el régimen, sigue desaparecido desde el 28 de julio, asumiendo una complicidad evidente con el fraude y con el pucherazo que ha perpetrado su amigo y -todo apunta- también benefactor Nicolás Maduro.

Ayer compareció nuestro ministro de Exteriores en el Senado. Y podemos sacar tres conclusiones. 1. Se niega a reconocer la voluntad popular del pueblo venezolano traducida en las urnas. Se resiste a reconocer como presidente electo a Edmundo González Urrutia. 2. Equipara a la oposición con el régimen. Dice que tiene que haber una solución negociada, cuando saben que Maduro ha ganado ya mucho tiempo desde el 28 de julio. Y 3. Asumen el papel de Zapatero como cómplice del tirano.

Cómo hemos cambiado... que decía la canción de Presuntos. La postura del Gobierno de España sobre lo que viene ocurriendo en Venezuela nos lleva a compararlo con la que tuvo en 2018. El presidente es el mismo. Entonces Sánchez tardó muy poco en condenar el fraude de Maduro y amenazar con reconocer a Juan Guaidó como presidente legítimo.

Por qué ahora se ponen de perfil. Pues busquen la explicación en las maletas que trajo a Barajas la vicepresidenta del régimen Delcy Rodríguez y en aquel recibimiento por todo lo alto en el aeropuerto con el exministro José Luis Ábalos.

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