Herraiz: “Feijóo sigue reivindicando lo evidente, el 23 de julio el PP ganó las elecciones”

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Si vienes de dormir este fin de semana con algo más que una sábana encima, degústalo, disfrútalo, porque esto se acaba, al menos, hasta el jueves. Ya está aquí la ola de calor, la tercera del verano, que no trae nada de lo que no estemos acostumbrados. 40 grados o por encima de esa máxima en puntos de Badajoz, Sevilla o Córdoba.

Semana decisiva: 10 días para la constitución de las Cortes

Se han cumplido dos semanas de las elecciones del 23J y encaramos una semana decisiva. Esta palabra siempre es recurrente en tiempos de incertidumbre. Y lo es más cuando lo que conocemos es muy inferior a lo que no sabemos.

El PSOE se viene moviendo con la misma discreción que lo ha hecho durante toda la pasada legislatura. De sus conversaciones con Bildu, Esquerra y compañía, de sus promesas y contrapartidas, no conocemos ni la mitad. Esta es la estrategia a la que ya nos tienen mal acostumbrados. Silencio absoluto para que luego parezca como inevitable.

Es que con los indultos no teníamos otra alternativa. Lo de la derogación del delito de sedición fue un mal menor. Y lo del abaratamiento de la malversación un accidente. Por eso, cuidado porque la trastienda de las conversaciones, lo que no se ve, adquiere una categoría extraordinariamente relevante con Sánchez de por medio.

Volviendo a lo de semana decisiva. Quedan justo diez días para la composición de las Cortes. En el Senado no hay margen para la sorpresa porque el PP tiene mayoría absoluta. El meollo lo encontramos en el Congreso, donde está todo en el aire. El primer trámite tiene que aclarar la configuración de la Mesa. Dirige la Cámara y el presidente ejerce de árbitro. No es algo irrelevante. El presidente del Congreso tiene potestad para convocar la sesión de investidura. Y aquí los tiempos son un elemento clave de presión.

El control de la Mesa de la Cámara es la primera batalla. Pueden darse todo tipo de maniobras y el PSOE tiene la dificultad de que hay muchos comensales para repartir la tarta.

Y en ese primer escenario igual no hay tarta para todos. Eso el PP lo sabe y no se descarta que ceda un puesto en la Mesa del Congreso y a cambio consiga la presidencia de la Cámara. Esto se irá fraguando a lo largo de esta semana.

La oferta de Vox al PP: ofrece su apoyo sin entrar al Gobierno

¿Cuál es la novedad en la derecha? Lo último es el comunicado de Vox en el que viene a ratificar una postura que ya han deslizado en más de una ocasión, pero ahora toma mayor rotundidad si cabe. Abascal ofrece sin condiciones sus diputados a Feijóo para que sea investido presidente. Ese sin condiciones lleva implícito que renuncian a formar parte del Gobierno. Que sus 33 diputados servirían para apoyar una mayoría constitucional que no deje España en manos de sus enemigos, sin exigir ministerios.

Hasta ahora el PP se había topado con varios portazos de partidos que siempre recurren a la misma excusa. Con Vox nada. Y en esa posición está la diputada de Coalición Canaria y también el presidente del PNV, Andoni Ortúzar.

Por acción o por omisión. Al PNV le da igual que esté Vox o no. Su decisión es puro tacticismo y solo mira a las elecciones autonómicas del próximo año. Estiman que si facilitan la investidura de Feijóo, Bildu les recortará aún más terreno. Y es más, Sánchez se la guardaría ante un escenario en el que tuvieran que reeditar en el País Vasco un Gobierno de coalición entre PSOE y el PNV.

El recorrido de la propuesta de Vox, si no se mueven otras piezas, es corto. Al PP le siguen sin salir los números. Es verdad que deja sin argumentos a los que ponen de excusa a Vox. Abascal dice que no ponen condiciones y Feijóo recoge el guante.

Feijóo sigue reivindicando lo evidente. El 23 de julio, el PP ganó las elecciones aunque hayan perdido parte del relato, ese elemento que la política moderna tiene como prioritario.

La izquierda ha conseguido imponerse en ese relato y Sánchez se pavonea como si hubiera sido él el ganador. No sólo eso. El PSOE demoniza los acuerdos entre PP y Vox mientras ha normalizado los que ellos han suscrito con Bildu. Es la eterna contradicción del sanchismo y ese ejercicio de manipulación que legitima a los de Otegi antes que los de Abascal. Vox jamás llevará a terroristas en sus listas porque no los tiene. Bildu, sí. Y es y pretende seguir siéndolo un socio prioritario de Sánchez y del PSOE.

Lo hemos visto durante todo el fin de semana. Tras el acuerdo de Aragón, la izquierda ha conseguido imponer su relato: mira qué odiosos son los del PP que pactan con Vox. Pues el dilema es simple. Uno es el partido de Ortega Lara y Bildu es el partido del que lo secuestraron durante más 500 días. Pero Patxi López se sigue agarrando al argumentario que le marcan desde Moncloa.

A Patxi López se le olvida con enfermiza frecuencia que fue lehendakari tres años gracias a los votos que -gratis- le regaló el PP.

Hoy miramos al PNV y miramos también a Puigdemont. Desde la misma noche del 23J la pregunta que más se repite es qué es lo que va a hacer el fugado.

Es imposible buscar cualquier postura racional, requeriría de un análisis psicológico o incluso psiquiátrico. Pero sí que hay elementos que nos pueden dar pistas, aunque no todas vayan en la misma dirección.

A diferencia del PNV, Junts es una partido que no tiene garantizado grupo propio en el Congreso. ¿Por qué, si tienen 7 diputados, dos más que los nacionalistas vascos? Porque no cumplen los requisitos. Ni tienen el 5% de los votos en el conjunto de España ni han alcanzado el 15% de los votos correspondientes a las circunscripciones donde se han presentado. Esta puede ser una de las primeras promesas del PSOE para Junts. Siempre y cuando controlen la mesa de la Cámara, hacer una interpretación flexible del reglamento para darles grupo propio. Si no lo consiguen, los de Puigdemont tendrán que repartirse los turnos con partidos de diversa procedencia.

En todo caso esto no aclara lo que va a hacer Puigdemont. Si atendemos a lo que decía apenas unos días antes de las elecciones del 23J, tampoco. El forajido, desde su retiro en Waterloo, aseguraba que no harían presidente a Sánchez... porque miente e incumple.

Y todos los movimientos de Puigdemont, van en clave personal. Se resiste a volver a España esposado. No quiere pasar ni un minuto en la cárcel aunque sea indultado en tiempo récord.

Luego encontramos razones más mundanas. Junts se quedó por debajo de los 400.000 votos. En concreto, 392.000 votos. Una posible repetición electoral podría ahondar más en su pérdida de votos, 150.000 en cuatro años.

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Con Carlos Herrera

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