'Herrera en COPE'
"Puigdemont no va a permitir que baje el suflé independentista aunque Cataluña se caiga a trozos por su culpa"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Son las 08:00, las 07:00 en Canarias:
¿Qué tal? Buenos días. Saludos de Sergio Barbosa en nombre de los que hacen posible 'Herrera en COPE' en este jueves 19 de julio. Un día tan bueno como cualquier otro para disfrutar del verano, de tu gente, del hotel donde estás de vacaciones. Aunque les digo una cosa, al final uno siempre llega a la conclusión de que como en casa no se está en ningún sitio.
Miren, eso mismo ha tenido que pensar esta noche Luciano José Simón, el 'Rambo de Cantabria', el hombre que decían: “Ojo, que conoce el monte como la palma de su mano y, encima, va armado”. El hombre que hace dos noches llamaba a la Guardia Civil porque había discutido con su hermano en el municipio de Camaleño. Y resulta que cuando se presentaron los agentes, se le fue la cabeza y empezó a dispararles hiriendo a uno de ellos. Pero muy tonto no debía ser porque cercado por decenas de agentes, consiguió burlar el cerco en la oscuridad y esconderse en el monte. Pues los agentes han hecho algo que ha funcionado: Despejar la zona de su casa y dar la apariencia de que todo el mundo le estaba buscando en el monte y no en el pueblo. Así que Luciano ha cogido el camino de su casa, donde finalmente ha sido detenido en una historia rocambolesca de esas que uno no se explica ni cómo empezó, ni cómo se escapó, ni cómo se le ocurre volver a su casa después de la que lío. Mientras los vecinos respiran tranquilos, el alcalde se lo toma con la tranquilidad de quien vive en La Verde Cantabria.
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Hombre, suelen pasar, suelen pasar. Que se ponga un tío a pegarle tiros a la Guardia Civil tampoco. Pero bueno, ha acabado bien la historia. Del estupor que ha generado en Cantabria la balacera y la huida de Luciano a la vergüenza ajena que ha vuelto a provocar en Cataluña la sombra de otro huido. Este no pegó tiros. De hecho, eso es lo que dicen los jueces alemanes. Los famosos jueces alemanes. Pero huido está. En este caso hablamos, como saben, de Puigdemont. Si usted es catalán, olvídese de que su Parlamento autonómico trabaje para solucionar sus problemas, por lo menos hasta septiembre.
La verdad es que desde que comenzó esto del proceso soberanista, la Cámara catalana trabaja más bien poco. Ya les decíamos que estos iban a ser tiempos de ir con la cinta métrica para ver hasta dónde se atreve a llegar cada uno de los actores implicados en el vodevil. Hasta dónde pone la mejilla Pedro Sánchez. Hasta dónde se atreven a traspasar las líneas rojas de la justicia los soberanistas. Pues mientras el juez Llarena sigue reflexionando, sin decir qué piensa hacer con Puigdemont, si se conforma con extraditarlo solo por malversación o recurre a la justicia europea esa cafrada de los jueces alemanes que no ven delito de rebelión, el célebre fugado sin estar de cuerpo presente se lo ha apañado para volver a ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Los soberanistas habían acordado pasar un poco por el aro y aceptar la suspensión temporal de los diputados presos dictada por el juez de Llarena. Pero he aquí que el sector más asilvestrado de Junts per Catalunya, los súper fans de Puigdemont, dijeron: “Bueno, que todos suspendidos pero salvo Puigdemont”. Que ya habían hecho bastantes concesiones al Estado y que tal y que cual.
Claro, pues Puigdemont se puede permitir ponerse flamenco porque no está en chirona como los otros. Y ahí es donde el ecosistema soberanista explosionó. Esquerra aseguró que o jugaban todos o la bicicleta el río. Que aquí no podía haber diputados de primera y de segunda. Y los de Puigdemont, y los de Quim Torra, que son la misma cosa, pues que no. Así que el presidente del Parlament, Roger Torrent, tiene que suspender el pleno y, de paso, privar a todos los catalanes de la actividad parlamentaria que debería resolver, repetimos, los problemas de la gente de la calle. Esto es una metáfora, como explicaba la líder de ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, del dislate, del dislate tan grande, del mal negocio tan grande que fue no sólo para España sino sobre todo para Cataluña meterse en el “proces”.
Muchos le rieron las gracias a Puigdemont cuando se fugó y muchos aplaudieron el desbloqueo consistente en poner un supremacista deslenguado como Quim Torra para hacerle de mayordomo. Pero todo eso tiene un precio y, efectivamente, Puigdemont, mientras le dejen, va a ser un elemento distorsionador que no va a permitir que baje el suflé aunque Cataluña se caiga a trozos por su culpa. De ahí la creación de ese nuevo partido, la Crida, para acabar de reventar el PdeCAT, que es lo que queda de la antigua Convergencia, y colocar a Esquerra, a la Esquerra de gente como Joan Tardà, como los flujos del soberanismo. La verdad es que es enternecedor ver a gente de Esquerra como Sergi Sabrià decir que: “Hombre, que los de Junts per Cataluña que mienten como bellacos”. Como si todos ellos no hubieran participado desde el principio en esa ensalada de mentiras, en esa ensalada de “fake news” que ha envenenado Cataluña.
Aquí han mentido todos desde el principio y se han acostumbrado tanto que ahora las mentiras se vuelven contra los supuestos amigos o los que eran compañeros de camino. En lo que los soberanistas se dan de tortas, el Gobierno de Pedro Sánchez y sus terminales mediáticas van a tener la tentación de decir: “Lo ves. La operación diálogo ya está provocando fracturas en el soberanismo. Le damos un poco de cancha a los más moderados y eso genera grietas en ese muro soberanista”. Hombre, aquí, en realidad, lo que ha puesto a los soberanistas en la tesitura de aceptar o no la suspensión de sus presos y sus fugados es la firmeza judicial encarnada en el juez Llarena. El dique de la Justicia ha sido lo más efectivo, por lo menos hasta el momento, para que algunos se planten dar otro paso más o quedarse quietos.
Por cierto, hablando de justicia, puede que sean los tribunales los que acaben decidiendo si se exhuman los restos de Franco del Valle de los Caídos. Y es que, la familia del dictador ha asegurado que eso de que hay un media acuerdo con el Gobierno es radicalmente falso. Pues no contento con ese lío, el Gobierno se ha metido en otro charco.
Con 84 diputados y sin consultar con la posición, el Gobierno trata de imponer su criterio en algo tan delicado como es la política energética. Resulta que el Gobierno ha paralizado la construcción del almacén de residuos nucleares de Villar de Cañas en Cuenca. Una instalación que debía haberse puesto en marcha hace ya 8 años y cuyo retraso provoca que cada día paguemos a Francia 74.000€ para que se haga cargo de nuestros residuos nucleares. El Gobierno de Castilla La Mancha ya había intentado pararlo con la argucia de ampliar una zona protegida de aves y la justicia le para los pies cautelarmente. Y esto, pues qué quieren que les diga, es lo de siempre. Entre una reserva de aves y un almacén nuclear, a todos nos gusta más lo primero. Pero si no buscamos soluciones a los residuos, el problema no solo desaparece sino que se agrava. Y luego está el tema del dinero. De todo el dinero que le iba a caer a la gente de la comarca, que es de lo que se queja el alcalde de Villar de Cañas.
Y lo que sigue muy animado son las primarias del PP a un día de que comience el Congreso. Ya tenemos vídeo contra Pablo Casado, parecido al que salió contra Soraya Sáenz de Santamaría¡. Y Casado, que hoy come con un grupo de ex ministros contrarios a Sáenz de Santamaría, y Santamaría, que insiste en pensar a largo plazo y en la candidatura de unidad. Candidatura que ya les digo yo, no va a salir porque mañana vamos a tener Congreso sí o sí.
Y Aznar enfadado, por cierto, porque no le han invitado al Congreso. Y luego, además de ese enfado, pues lanza sus indirectas. Se refería a Zapatero. Aznar recordó que Zapatero ha apoyado a Sáenz de Santamaría. “Yo no voy a hacer eso”. Estamos en un proceso en el que no ha habido debate directo pero sí muchas indirectas y muchas señales.
Para indirecta, por ejemplo, la de Núñez Feijóo diciendo que “tranquilos”, que tampoco va a anunciar a quién apoya tan fácilmente y que no es verdad que vaya apoyar a Casado sí o sí. Al final, lo que hará Feijóo es algo muy de político gallego. Voy a escuchar lo que quieren la mayoría de los compromisarios gallegos, los de mi tierra, y eso es lo que haré. Hoy cuenta 'La Razón' que la mayoría de los compromisarios gallegos parece que apuestan por Casado, pero no todos. Así que aquí vamos a tener partido hasta el sábado cuando se produzca esa votación.