El primer sonido del día de Carlos Herrera

"Esa maniobra de Pedro Sánchez intentando vincular las ayudas a los valencianos a los presupuestos no le ha salido bien"

Sergio Barbosa repasa los principales titulares en el primer sonido del día que marcarán la actualidad de este jueves 7 de noviembre de 2024

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Han dado las seis, las cinco en Canarias. 

¿Qué tal? Buenos días. Saludos de Sergio Barbosa en nombre de la gente que hace posible *Herrera en COPE* en este jueves, 7 de noviembre de 2024, un día en el que se esperan cielos despejados en buena parte de España, aunque caerán tormentas en Huesca, el Nordeste y Sur de Cataluña, algunas zonas de Levante y, sobre todo, en Mallorca y Menorca, donde lloverá con especial intensidad.

Esta mañana estamos con un ojo puesto en esas páginas estupendas que hay ahora para poder hacer el seguimiento de los vuelos y saber así exactamente por dónde va el Herrera Force One, ese avión que está trayendo a Carlos Herrera y al resto del equipo que se ha desplazado a Estados Unidos para seguir las elecciones de ese país. Va a estar muy justo a la cosa, pero lo mismo tenemos al jefe aquí antes de que termine la mañana, ni que sea de refilón, para dejar alguna reflexión sobre la resaca de la victoria de Donald Trump. Esa va a ser, sin duda, uno de los grandes asuntos de la mañana por todas las implicaciones que va a tener en el panorama internacional.

Ahora, en seguida, hacemos una primera aproximación. Pero miren, siguen siendo días en los que toca desafiar aquello que nos dejaron dicho nuestras madres y nuestras abuelas cuando nos decían aquello de "no se puede estar en misa y repicando". Bueno, pues, sin embargo, en COPE, desde el respeto a las valiosas enseñanzas de nuestras madres y abuelas, vamos a seguir haciendo el esfuerzo para, en la medida de lo posible, estar en misa y, además, también repicando. Y eso, informativamente hablando, quiere decir estar en el análisis del importante viraje político que va a pegar Estados Unidos con Donald Trump, otra vez en la Casa Blanca, y al mismo tiempo seguir desplegados en ese enorme drama que continúa siendo la situación en Valencia.

Porque los días van a seguir pasando y, poco a poco, entre Donald Trump y lo que no es Donald Trump, la atención mediática se irá desviando a otras cuestiones. Pero el problema de los valencianos va a seguir estando ahí. Si uno coge el coche y se planta en la zona cero de la DANA, rápidamente entiende que eso es como entrar en otra dimensión, en un mundo con sus propias reglas y sus propios códigos. Un lugar en el que el fango, la humedad, el mal olor hacen que el lugar, como Paiporta, ya haya pedido a todo el mundo que se ponga mascarilla y guantes. Un lugar en el que se sigue trabajando contra el lodo sin regatear ningún esfuerzo.

Aún está todo intransitable. La gente viene con botas y con barro hasta las orejas porque el barro es muy líquido, el que hay todavía. Hay mucha altura en un verdadero drama. Los voluntarios necesitan gafas de protección, ya que tienen que limpiar y el barro les da en los ojos. La gente con lentillas debe tener cuidado, es importante.

La zona afectada por la DANA, una vez que ingresas en ella, descubre que tiene sus propios consejos y hasta su propia unidad métrica. Allí, un día no es un día, un día es lo que dé tiempo de limpiar o arreglar hasta que se acaben las fuerzas. En la zona afectada por la DANA, una calle atascada de coches y escombros no es una calle, son unas cuatro horas de trabajo y más de veinte camiones sacando escombros hasta que quede transitable. En ese pequeño universo de fango y destrucción, las preguntas no son preguntas, porque todavía no tienen respuesta.

¿Cuándo una calle vuelve a ser realmente una calle? ¿Cuándo una casa inundada por el agua vuelve a ser un hogar, un hogar de verdad en el que vivir y olvidarte de lo que un día pasó con la DANA? Bueno, esas son preguntas que en lugares como Paiporta todavía es demasiado pronto para ni siquiera plantearlas. Lo que sí que hay son algunos datos a los que agarrarse para tener una cierta medida de la situación.

Lo que sí se sabe es que, oficialmente, los muertos han subido a 219 en el conjunto de España, que los desaparecidos han aumentado a 93 y que los cuerpos sin identificar han bajado a 54. La Guardia Civil hacía ayer un llamamiento a las familias para que acudan a las comandancias para hacerse pruebas de ADN. Se quiere acotar lo antes posible cuántos de esos desaparecidos están entre los muertos sin identificar y cuántos desaparecidos siguen en algún lugar, sin que todavía se haya dado con ellos.

Cuando uno ingresa en el universo del fango con sus propias reglas y sus propios tiempos, ve a unos militares, bomberos y voluntarios que se están dejando el alma por ayudar a la gente. Ellos también se dividen según sus propias reglas. Los hay que no sueltan los utensilios con los que achicar el barro, los hay que son como hormiguitas que van de aquí para allá, preguntando qué se necesita y repartiendo lo que sea menester. Y los hay, y estos son los que nos parten el alma, que siguen buscando a sus desaparecidos o esperando noticias del ejército de la Guardia Civil, que continúan rastreando las aguas estancadas en el mar o los lugares más escondidos.

En ese mundo de fango también hay pequeñas buenas noticias, como la intención de que el 70% de los alumnos afectados vuelvan a clase el próximo lunes, o comprobar cómo poco a poco cada vez son más las zonas que van recuperando, ni que sea parcialmente, el agua o la luz. O como el consorcio de seguros ha empezado ya a tramitar el dinero para los que se han quedado sin el coche. Pero aún así queda muchísimo por hacer. Hay gente a la que les han desalojado de sus viviendas para comprobar si están en condiciones para ser habitadas o no.

Hay gente que no sabe si tendrá que echar unos 20.000 euros en un lavado de cara del piso o si necesitarán una reforma estructural que les cueste casi 50.000. Hay 34.000 empresas afectadas en Valencia que saldrán adelante porque ya han salido de otras situaciones difíciles, pero habría que agilizar en la medida de lo posible que las ayudas y los productos que están llegando a los almacenes vayan llegando con mayor agilidad a las personas que lo necesitan.

Luego está el asunto del que de momento se está hablando poco, pero que debería ser crucial: la necesidad de obras estructurales para evitar nuevas inundaciones como esta. Proyectos como la presa de Montesa o el encauzamiento y drenaje del barranco del Pollo han estado apartados en un cajón y, de haberse ejecutado, tal vez hubieran salvado muchas vidas.

A todo esto, hoy también hablaremos del chantaje político y de esa maniobra de Pedro Sánchez con la que ha intentado vincular las ayudas a los valencianos a que se le aprueben los presupuestos que le permitan seguir en Moncloa, algo a lo que el PP ya se ha negado.

Lo cierto es que el PSOE ha querido seguir presionando al anunciar que ellos iban a aprobar o apoyar los presupuestos de la Generalitat Valenciana, que, aunque sean unos presupuestos del PP, ellos van a votar a favor con tal de ayudar a los valencianos, como diciendo: "A ver si el PP nacional hace lo mismo con los presupuestos generales del Estado o confirman que son unos malvados que no quieren ayudar a los pobres valencianos".

Lo que pasa es que a Moncloa no le ha salido del todo bien el planteamiento porque los propios socios de Sánchez, como Podemos, han recordado que los presupuestos son algo que va para largo y que los valencianos necesitan ayudas ya, de manera inmediata. Fue la propia María Jesús Montero quien cambió las reglas en 2019 para poder gastar aunque las cuentas estén prorrogadas. Además, Bruselas parece ahora por la labor de que España use fondos europeos de la pandemia para ayudar a Valencia.

En todo caso, Moncloa sigue maliciando que las ayudas inmediatas a lo mejor no, pero que las ayudas a medio plazo para la reconstrucción sí podrían estar condicionadas a unas nuevas cuentas. Así que veremos cómo acaba esa cuestión.

Y nada, por lo demás, efectivamente, el otro gran asunto será ver cómo el mundo sigue metabolizando la victoria de Donald Trump, el hombre que es la encarnación de la polémica y una paradoja en sí mismo. Es el segundo de la historia en conseguir volver a la Casa Blanca después de haber salido de ella, el presidente con más edad, el presidente habiendo sido condenado por soborno y teniendo una acusación penal por insurrección a cuenta del asalto al Capitolio. Bueno, pues todo eso, y tener en contra buena parte del establishment político y mediático, incluso una parte de su propio partido, no ha impedido que gane las elecciones, además, con mucha diferencia.

Los dos intentos de asesinato que sufrió y su apuesta por el discurso económico y migratorio le han devuelto al poder.

Muchos analistas ya especulan con lo que será su segundo mandato, y todo indica que, con el control del Congreso, Trump marcará la agenda legislativa durante los próximos dos años prácticamente a su antojo.

Y ojo con el panorama internacional porque el que ya se ha roto es, nada menos, que el gobierno de Alemania.

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