El analista Enrique Cocero reflexiona sobre el valor de las ideas que están polarizando a los españoles
"¿Una idea es buena por lo que aporta o por quién la defiende? Hasta Puigdemont sabía lo inviable de la idea", apunta en 'Herrera en COPE'
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El consultor político, Enrique Cocero reflexiona sobre el valor de las ideas y se pregunta en 'Herrera en COPE': "¿Una idea es buena por lo que aporta o por quién la defiende?¿Una idea es buena porque resuelve problemas o porque es aceptada por mucha gente?"
Y explicaba: "Un smarthphone y un portátil son buenas ideas porque aúnan tantas funcionalidades que han llegado a sustituir casi todo el material que hace 30 años había en un escritorio. Por ejemplo, en aquel 2001 que Steve Jobs sacó de su bolsillo un aparato cuadrado llamado iPod y que anunció que ahí dentro había 1000 canciones". Han sido ideas revolucionarias que han cambiado las formas de vivir y ver el mundo. En pocas palabras, las buenas ideas aportan herramientas, multiplican recursos y solucionan problemas.
Y se cuestionaba Cocero: "Pero como preguntábamos al principio, por ahora, una idea es buena por lo que aporta, y nos preguntamos por qué tiene tanto impacto una idea no probada buena, pero que se acepta por quien la defiende. Por ejemplo, el independentismo, ¿es mejor idea un país dividido o tan solo parece buena porque hay políticos que la defienden y que están dispuestos a inmolarse por ella?".
No es un secreto que, según los datos y cifras conocidos hasta el día de hoy, todos señalan que una Cataluña independiente no sería un país próspero. Desde la propia Unión Europea se ha visto como una opción impracticable.
"Hasta Puigdemont sabía lo inviable de la idea. Tanto que la suspendió a los segundos de formularla, a sabiendas de que, conforme a la ley, estaba cometiendo un delito y que su declaración no tendría ningún valor. De no haberla suspendido y seguir adelante con ella, lo normal hubiera sido enfrentamientos y revueltas en la calle que hubieran podido desquiciarse. Porque su declaración hubiera legitimado una república para muchos, simplemente porque Puigdemont lo decía, no porque fuera una buena idea", reflexionaba Cocero.
Y añadía: "Lo mismo ocurre con el populismo. Que normalmente son ideas impactantes o soluciones rápidas, adheridas a personas vehementes, pero que no aclaran si una idea es buena por lo que aporta o por quien la defiende".
Y aunque el discurso populista no logra calar en toda la población, muchos se dejan llevar por las ideologías, sin cuestionar o practicar la autocrítica: "Pero he sido demasiado generoso al decir soluciones porque ya hemos visto que muchas de ellas no traen más que el incremento de la deuda pública y limitaciones a la iniciativa privada. Y además de una desregulación desequilibrada que luego obliga ajustes sin ningún tipo de misericordia".
Y finalizaba Cocero: "Y mira que yo soy de Reagan y de no regular, pero con criterio y a favor de mercado. Pero ahí siguen los populistas independentistas exigiendo, condicionando y bloqueando. Incapaces de poner algo útil encima de la mesa mientras empujan allí donde no hay nada, así que entiendo que la conclusión es que ponerles límites implica mucha fortaleza y hemos visto las consecuencias de no tenerla".
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