En 'Herrera en COPE'

"Gala echaba las cartas, todos los días, a Dalí"

Javier Sierra nos acerca un nuevo misterio. Esta semana la relación de Salvador Dalí con las brujas, la reencarnación, lo esotérico.

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Los misterios de Javier Sierra: Dalí y su relación las brujas y el mundo oculto

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El nombre de Salvador Dalí ha sido actualidad todo el verano desde que Pilar Abel consiguiera que se exhumaran sus restos para realizar una prueba de ADN que ha dado como resultado que el artista no es su padre.

Este episodio no ha conseguido empañar la biografía del que fuera Marqués de Dalí de Púbol, biografía que entraña misterios como ha contado en su sección de cada martes Javier Sierra en 'Herrera en COPE'.

"A Dalí le encantaban las pitonisas porque él estuvo desde muy joven vinculado al mundo de las tarotistas, magas, brujas. Cuando a penas tenía  20 años ilustró un libro de un compañero de pupitre, un poeta ampurdanés, Carles Fages de Climent , 'Les bruixes de Llers'. Eran imágenes muy goyescas, ese aspecto de las negras de Goya" cuenta Javier Sierra que destaca como siempre tuvo una relación muy estrecha con una bruja de Cadaqués que era muy famosa y que era conocida como La Sabana y en especial con su hija, Lidia Nogués que tiene un paralelismo con Pilar Abel. Esta Lidia Nogués estaba muy relacionada con intelectuales de la época con Josep Plá, con Picasso y especialmente con Eugenio d'Ors del que se enamoró perdidamente y decía que uno de los personajes de 'La ben plantada' de Eugenio d'Ors estaba inspirado en ella. Pilar Abel llegó a poner una demanda a Javier Cercas porque decía que uno de los personajes de 'Soldados de Salamina' estaba inspirado en ella, demanda que perdió".

Dalí creía en lo oculto, con el esoterismo es constante en su vida. Relata Javier Sierra como "Gala le echaba las cartas todos los días, el Tarot estaba presente en su vida todos los días, incluso Hollywood se le acercó para que diseñara un mazo de cartas del Tarot para el estreno como James Bond de Roger Moore en 'Vive y deja morir'  y como aparecía una echadora de cartas se les ocurrió que las cartas las diseñara Dalí, pero cuando tuvo que venderlas a la productora puso unos cuantos ceros de más y  la productora no lo quiso. Entonces Dalí se lo vendió a  Amanda Lear y ese mazo se sigue comercializando hoy en día".

Salvador Dalí creía además en la reencarnación, "tiene un episodio en su vida que lo marcó mucho. Él era el segundo hijo de un matrimonio que había perdido a otro hijo un par de años antes y le pusieron el mismo nombre que a su hermano, le dieron los regalos del hermano, la ropa del hermano y eso le marcó mucho porque pensaba que ocupaba el hueco del niño que se había muerto. Años más tarde le encargaron el 'Cristo de San Juan de la Cruz', cuadro que pintó inspirándose en anotaciones de Juan de Herrera el arquitecto de El Escorial y cuando terminó de pintarlo

lo presentó diciendo al mundo que se había sentido la recarnación de San Juan de la Cruz".

Y cuando entra en el Surrealismo lo hace de la mano de Luis Buñuel que le hace relacionarse con "la escritura automática como la de los mediums. Escritura que ya practicaban el mismo Buñuel, Lorca porque Bretón unos años antes definía el Surrealismo como un automatismo destinado a vencer al control de la mente, había que pintar, componer, escribir o practicar cualquier tipo de arte tratando de suspendiendo la razón dejando que algo te poseyera y te llevara a la cumbre del arte y Dalí se lo tomó al pie de la letra y muchas de sus pinturas se hicieron en estado de medio trance".

A veces cuesta entender el genio creativo de Dalí, ¿cómo le ha surgido de la cabeza algo que nadie más será capaz de hacer salvo un imitador? El cuenta que se mete en el arte por una experiencia peculiar. Lidia Nogués, la hija de la bruja amiga suya, protagonizó un incidente  muy crudo, su madre, la bruja murió carbonizada en su casa,como las brujas de la Edad Media, acusan al padre de haber asesinado a la bruja y de robar el dinero que tenían en un colchón de la casa, cuando el padre sale de la cárcel el padre se ahorca por los remordimientos; Lidia se va a vivir a una cueva con sus hijos donde mueren de hambre los hijos y eso le marcó, le llevó a encerrarse y comenzó a pintar cuerpos vacíos, huecos como el recuerdo de esos niños que murieron de hambre en la cueva".

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