No tengo duda de que Dios se cuela por las rendijas

Escucha el monólogo de Irene Pozo en la Linterna de la Iglesia

- 2 MIN

      
      
             
      

En apenas unos días vamos a vivir uno de los momentos más emocionantes del año: el nacimiento de Jesús. Hay que reconocer que muchas personas viven estos días celebrando las fiestas navideñas sin ser muy conscientes de lo que significa este acontecimiento… 

Hace más de 2000 años, un pequeño llegaba al mundo en un humilde pesebre para mostrarnos que la grandeza no siempre se manifiesta en lo ostentoso, sino en lo sencillo y lo auténtico. Era el Hijo Dios, Dios se hacía presente en la historia. Un hecho que trajo mucha esperanza al igual que promete el Jubileo 2025 que precisamente esta Nochebuena comenzará con esa apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.

En un mundo marcado por la incertidumbre, la pobreza o el sufrimiento, este momento nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la esperanza cristiana: la certeza de que, a pesar de las adversidades, siempre hay un camino hacia la luz… y que el nacimiento de Jesús no es solo un concepto abstracto, sino una llamada a la acción.

Por eso este Jubileo nos empuja a ser agentes de cambio, a trabajar por un mundo más justo y compasivo, donde cada persona, sin importar su origen o condición, pueda experimentar el amor de Dios.

En este sentido, cuando miramos al pesebre, nos damos cuenta de que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar… ¿Cómo podemos ser portadores de esa esperanza? ¿Cómo podemos llevar la luz del pesebre a aquellos que viven en la oscuridad?

Si fuéramos capaces de entender lo que significa este acontecimiento que es el nacimiento del Hijo de Dios, una de las cosas más bellas y más importantes de nuestra historia, seríamos también capaces de ver la luz en medio de tantas dificultades.

      
             
      

No tengo duda de que Dios se cuela por las rendijas… deja que esta Navidad, lo haga también en tu corazón… como dice el Papa en la bula que convoca el Jubileo, la esperanza cristiana no engaña ni defrauda porque “está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino”.