En 'La Linterna de la Iglesia'
Irene Pozo nos da las claves para ofrecer "una respuesta cristiana a la pandemia"
La directora de 'La Linterna de la Iglesia' se ha fijado esta semana en las catequesis del Papa Francisco
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Demostrar con hechos que es posible una buena política. Son palabras del Papa Francisco esta misma semana en la audiencia general que estos días dedica a las consecuencias de la pandemia. La necesidad de diálogo en busca del bien común ante un virus que, como recordaba el Santo Padre, no conoce fronteras.
Se cumplen seis meses desde que la Organización Mundial de la Salud declarara oficialmente el coronavirus como pandemia global. Una pandemia que parece que nadie vio venir, nos costó comprender su magnitud, y además después de seis meses todo apunta a que aún está lejos de terminar.
Recordemos que España es el segundo país europeo más afectado por este virus que como hemos podido comprobar en todo este tiempo, afecta a todos, si, pero sus consecuencias las sufren en mayor medida las personas de menor nivel socioeconómico.
También afecta de manera diferente en los barrios más pobres de las ciudades, y ya no digamos en aquellas zonas de países donde apenas llega nada. Lugares donde además de esta crisis, el hambre genera necesidad en medio de tanta pobreza. Lugares donde tener acceso al agua potable o al simple hecho de lavarse las manos con agua y jabón como medida preventiva de higiene, se convierte en un artículo de lujo. Donde el miedo y la incertidumbre también asoman, pero donde la Iglesia sigue en primera línea de batalla pese a las circunstancias haciendo frente a esta pandemia.
Como decíamos, un virus que no conoce fronteras y donde el Papa ha alzado en varias ocasiones su voz para pedir que se afronte con herramientas que nos permitan incluir a los más vulnerables. Y donde se trabaja incansablemente en la búsqueda de una vacuna. Algo que debe traer esperanza al mundo pero como denunciaba el Santo Padre esta semana, no debe responder a intereses económicos. El mundo ha cambiado sí, pero caminar de la mano y dar una respuesta cristiana a esta pandemia, buscando el bien común de todos, hará que juntos salgamos fortalecidos.