Baldomera, la burra capaz de soportar ingentes cantidades de amor tras reencontrarse con su dueño
Julio César Herrero nos trae la historia de Ismael y su burra, una de las más bonitas que nos ha dejado la cuarentena
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Reconozco que ni lo había oído nunca ni tampoco me lo esperaba. Lo escuché ayer en El Partidazo, con Juanma. Y me parece tan bonito, que te lo voy a contar. Ismael tiene 38 y es de Málaga. Hace 20 años su padre se tuvo que ir a Torremolinos por trabajo. Cuando se jubilara su sueño era volver al pueblo, El Borge – a 30 kilómetros de Málaga- y tener un burro. Así Ismael -que es colega, periodista- y su hermano, se lo regalaron.
Con el confinamiento, Ismael no había podido ir a ver su familia porque no podía salir de la capital. Pero el lunes, Málaga pasó a la fase 1. Y muy temprano, ya con ganas de volver a ver a sus padres, cogió el coche y se fue al pueblo. Antes de llegar a la casa se acercó al terreno en el que su padre tenía su sueño. Allí estaba la burra, Baldomera. Después de dos meses, Ismael pensó lo que probablemente pensaría cualquiera de un burro: el animal seguiría a lo suyo y quizá no le reconocería. Y ahora dime tú a qué suena este momento.
Jamás pensé, y tiene que ver con mi ignorancia, que un burro fuera capaz de expresar semejante muestra de amor. Dicen los especialistas en comportamiento animal, que los burros tienen muy buena memoria. Y que ese rebuzno significa alegría y felicidad porque es un animal que, una vez que acepta, te echa de menos cuando no estás. Tal subidón tiene Ismael con la historia, y no es para menos, que ha abierto una cuenta en Instagram a Baldomera para que la gente conozca que Baldomera, además de acarrear una pasa, también es capaz de soportar ingentes cantidades de amor.