Expósito comparte viaje con ucranianos que vuelven a su país: "La guerra está más cerca de lo que pensáis"

El director de 'La Linterna' ha narrado cómo ha sido el trayecto desde Polonia a Kiev, donde ha podido conocer la historia de Natalie, una refugiada que regresa a la capital

Redacción La Linterna Belén Collado

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Después de dos vuelos, Madrid-Frankfurt y Frankfurt-Cracovia, Ángel Expósito y parte del equipo de 'La Linterna' comenzaban desde Polonia su viaje hacia la frontera de Ucrania y, más tarde, a Kiev. El trayecto hasta la frontera sur de Polonia lo hacen en el coche de Mihail, Michael o Miguel, le da un poco igual como le llamen. Unos 200 kilómetros por delante, en los que el conductor explica que “la carretera está bastante bien” y normalmente no suele haber mucho tráfico. Lo que sí llama bastante la atención es que hay mucho tráfico militar, camiones del ejército polaco. “Algunas veces veo camiones muy grandes, sobre todo por la noche”, afirma Miguel.

En cuanto a los ucranianos que viven por esa zona de Polonia, el conductor precisa que viven sobre todo en Cracovia. Destaca la buena convivencia que hay con ellos, por ejemplo, en el caso de los colegios. “Los hijos van al cole con niños polacos, y la verdad es que aprenden juntos”. Asegura que los ucranianos son muy educados y nunca ha tenido problemas con ninguno de ellos al llevarlos en su coche.

Miguel les deja en su destino, la estación donde Expósito y su equipo tomarán el tren con el que atravesarán la frontera entre Polonia y Ucrania, y les llevará hasta Kiev. Según el director de 'La Linterna', es “la típica estación de pueblo en la España de los años 60”. Los trenes son antiguos y hay mucha más seguridad de lo normal. Militares controlan el acceso a la sala de espera, algunos de ellos con perros seguramente capaces de detectar explosivos y otro tipo de sustancias peligrosas.

Los que huyen se mezclan con los que van de vuelta

Existen también en la estación unos vestíbulos habilitados para los refugiados ucranianos que llegan a Polonia. Hay juguetes y cuentos para los más pequeños, y una bebida caliente para hacer más liviana la huida del horror de la guerra. Muchos siguen saliendo de Ucrania y se entremezclan con aquellos que vuelven a su país, como Natalie.

A punto de coger el tren, Expósito habla unos minutos con esta ucraniana. Es de Kiev, pero lleva viviendo en Toulouse, en Francia, desde hace un año y medio junto a su hija de 16 años. “Estamos yendo a Ucrania por las vacaciones de verano, mi hija ha terminado el colegio y vamos a Kiev porque mi marido sigue viviendo allí”.

Natalie cuenta que en Toulouse las han acogido muy bien y que al estar cerca de la frontera con España, su hija está aprendiendo también a hablar español. “Francia es un gran país, nos han dado la bienvenida. Nos han dado un lugar seguro en el que estar”, afirma la ucraniana. Al principio cuando llegaron una familia se ofreció a acogerlas en su casa y allí estuvieron cuatro meses. Después, ya pudieron alquiler un apartamento. “Creo que todos los países europeos han ayudado a Ucrania y estamos muy agradecidos por ello. Mis amigos que han estado en otros países también lo están”.

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"Los dos primeros meses lo único que hicimos fue llorar y dormir"

Sin embargo, Natalie recuerda que “los primeros dos meses lo único que hicimos fue tumbarnos en la cama, llorar y dormir”. Necesitaban ese tiempo sin hacer nada para intentar superar el shock de haber contemplado su ciudad y su país en guerra, y de que toda su vida se les fue en un minuto. “Yo tenía una oficina, unos clientes, amigos, un marido, mi piso...y un día se acaba. Tuvimos media hora para hacer las maletas”, narra la ucraniana.

“Espero y deseo que ganemos”, dice Natalie. Comenta que ahora mismo Ucrania está devastada, pero tiene esperanza en que recuperará su poder y se podrá reconstruir todo desde cero, aunque no sea nada fácil. En este sentido, aprovecha para lanzar un mensaje al resto de Europa: “La guerra está mucho más cerca de lo que pensáis. Puede extenderse en cualquier momento porque Putin está loco y puede pulsar un botón en cualquier momento. Entiendo que es muy difícil creer que tu vida segura puede ser destruida en un momento, pero nosotros tampoco lo creíamos y mira”. Por eso, insta a que los gobiernos europeos ayudan a Ucrania para frenar los avances de las fuerzas rusas.

Tras despedirse de Natalie, Expósito y su equipo llegan al control de pasaportes para acceder a los andenes. En la cola la mayoría son mujeres con sus hijos, como Natalie. Han salido de Ucrania para que sus hijos vivan lejos de las bombas y del horror de la guerra, y cuando pueden regresan para ver cómo están sus maridos, que no han tenido otra opción que quedarse a luchar en el frente.

En la cola casi nadie habla y esperan pacientes a que la policía revise su documentación. Una vez pasado el trámite, subes al vagón y solo hay silencio. Por delante 10 horas de viaje hasta llegar a la capital de Ucrania.