Expósito: “Más de 30 años de adoctrinamiento y secta no se terminan disolviendo una manifestación”
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Hace exactamente una semana conocimos oficialmente la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés. Mejor dicho, la sentencia del Tribunal Supremo sobre los lideres políticos del procés que no salieron por patas, que no escaparon como cobardes. Sobre todo uno, un cobarde indigno que sobrevuela todo lo que está ocurriendo en Barcelona y en Cataluña.
Desde que conocimos esa sentencia hasta hoy hemos asistido a una violencia brutal, inesperada --o quizás no tan inesperada--; hemos asistido a la desaparición de Pedro Sánchez, a los abucheos a Rufián, al cinismo infinito de Puigdemont y al racismo lunático de Torra
¡Ah!, puestos a hablar de desapariciones también hemos asistido a la desaparición del padre de toda esta locura, padre y jefe de los Pujolone, creador de un sistema educativo para muchos años. Y también a la desaparición de un mindundi que accionó el botón nuclear del procés, Artur Mas.
De una semana a esta parte hemos asistido a una violencia bestial (y lo que nos queda) como una fase más de todo este disparate. Porque el procés continúa. Porque más de 30 años de adoctrinamiento y secta no se terminan disolviendo una manifestación.
Cinco claves... una semana después:
1.- Torra emplea esto como un punto más de su negociación con el Gobierno de España.
Torra le ha dicho a Sánchez: “mira lo que soy capaz de hacer”. ¿Cedes o no? Torra le ha dicho a Sánchez, al más puro estilo mafioso y dictatorial, que no acate la sentencia, que negocie o que ya sabe lo que que espera.
A Torra, a su jefe, y a los pijos de lo que fue Convergencia les importa una higa la quiebra, el territori y la república. Están ciegos.
2 - Se confirma que la masa se mueve aborregada. Que la falta de espíritu crítico, la dependencia del grupo y el adoctrinamiento funcionan.
Y lo más grave: se les ha dejado hacer. Desde la cesión de las competencias en educación hasta ZP, pasando por el tripartito. ¿Te acuerdas del pacto de Carod Rovira con ETA?
3.- Esto no se organiza de un día para otro. Hace falta mucha informática, estructura y mucho dinero. Lo del Tsunami Democràtic es mucho más que una página web.
Es una organización perfectamente planificada y financiada. El fin de eta empezó cuando se atacaron sus finanzas.
¿Cuántas empresas y millonarios han pagado esta fiesta? Lo acabaremos sabiendo.
4.- El caos, el fuego y la violencia extrema se les ha ido de las manos. A ver quién es el guapo que mete la pasta de dientes dentro del tubo.
Ahora, el Pujolone, el engreído, el lunático y el supremacista saben que esto se les puede volver en contra y que esa chusma, el día menos pensado, les montan una barricada en la puerta de sus respectivas casas.
Esto se les ha ido de las manos a todos. A los jefes, a los mediastintas, a los acomplejados, a los presos, a los indepes moderados y a Pedro Sánchez. Mira las encuestas de hoy mismo.
Y 5.- En esta España nuestra todo hay que entenderlo en clave electoral. Por y para nuestra desgracia.
Vox sube, Sánchez ante el espejo, Ciudadanos llega tarde, Podemos no sabe dónde meterse y el PP tiene que encontrar un sitio entre lo institucional y su oposición.
A modo de conclusión final: cientos o algunos miles de macarras, casi militarmente organizados, no pueden doblegar a un Estado democrático de verdad. Si España no cedió ante los asesinatos, la extorsión y los secuestros de ETA, menos aún España puede/podemos ceder ante esta barbaridad.
El supremacista Torra comenta, a quien quiera escucharle, que el error del 1 de octubre fue minusvalorar la fuerza del Estado.
Se confirma que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. El Estado español, España, los jueces, la Guardia Civil, la Policía y las instituciones son mucho más fuertes que un ejército de macarras dirigido por un equipo de lunáticos.
O eso espero.