Un joven de Granada desvela en TikTok que sufre bullying en el colegio y se lleva una sorpresa con la reacción

Ismael se decidió a contar con 13 años lo mal que lo estaba pasando en un colegio de Churriana De La Vega, pero no esperaba la respuesta

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El acaso escolar es una situación a la que por desgracia se enfrentan muchos chavales en España. Fíjate en este dato: 1 de cada 4 niños en España sufren bullying. El protagonista de nuestra historia se llama Ismael. Tiene 21 años. Su hermana y él estudiaban en Churriana De La Vega, un pequeño pueblo en el corazón de Granada. Su infancia era normal hasta que con tan sólo 13 años, su hermana empezó a ser acosada en el cole por varios compañeros. La cosa poco a poco fue creciendo y todo eso le hizo desarrollar una anorexia nerviosa.

No sólo su hermana tuvo que enfrentarse al bullying, el propio Ismael también comenzó a sufrirlo, tal y como relataba el pasado viernes en La Linterna. La situación provocó que tanto Ismael como su hermana tuvieran que cambiar de cole, a mitad de curso, e irse a otro pueblo. Pero la cosa no mejoró. “Cuando tenía 12 años me cambiaron de ciudad y de colegio en mitad de trimestre debido a que mi hermana desarrolló anorexia. En el nuevo colegio me hacían bullying, se reían de mí, me tiraban cosas, me ponían motes...”, explicaba en el programa de COPE.

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El calvario de Ismael fue a peor en el instituto: golpes y humillaciones

El cambio de cole no sirvió para nada. Para Ismael las cosas se recrudecieron cuando empezó la ESO. Y es que el recuerda esta etapa como un auténtico infierno. “Todo empeoró cuando pasé al instituto, a primero de la ESO, donde la crueldad fue mayor. Me tiraban piedras, los insultos iban a mayor, había una connotación agresiva, a hacer daño

Dicen que los niños pueden ser muy crueles y en el caso de Ismael lo fueron. La cantidad de situaciones desagradables que tuvo que vivir en su adolescencia: “A veces me perseguían a casa, a veces me quitaban prendas de vestir. Una vez me quitaron las zapatillas y las tiraron por encima de una valla que me hicieron escalar para cogerlas, me hice heridas en los pies y en las piernas mientras todos se reían. No iba al baño porque tenía pánico”, relataba en La Linterna.

Estamos hablando de un crío de 14 años que sentía auténtico pánico a salir del instituto para volver a casa. No quería quedarse solo porque si lo hacía los acosadores, sus compañeros de clase en muchos casos, le perseguirían para hacerle daño. A esto se le sumó una etapa complicada en casa. Ismael no quiso contarle a su madre lo que estaba pasando. Las constantes visitas de su hermana al hospital causadas por esa Anorexia Nerviosa causada por el bullying hicieron que Ismael decidiera sufrir en silencio.

“Mi madre nunca llegó a saber que sufría acoso, yo no se lo dije porque no quería ser una carga para ella, una decepción y darle pena. Ya tenía suficiente con lo de mi hermana y decidí sufrirlo en silencio. Fue un error, porque eso me llevó hasta a pensar en quitarme la vida”, confiesa. La situación en el instituto fue empeorando. Los insultos, las humillaciones y el dolor hicieron mella en su autoestima. Hasta tal punto de que pensase que no valía para nada y querer acabar con su propia vida.

“Los insultos te comen el autoestima hasta tal punto que piensas que no vales nada para tus seres queridos. Llegué un punto que no aguantaba más y pensé en quitarme la vida. Empecé a escribir una carta que no llegué a terminar por miedo”.

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Un bullying que casi acaba en suicidio

¿Qué pasa por la cabeza de un chaval que tiene toda la vida por delante para querer quitarse la vida? Es que Ismael llegó a pensar que la única solución a sus problemas era quitarse de en medio. Sin embargo, había un rayo de esperanza en Ismael. Algo que le hizo cambiar de idea y darle la vuelta a la situación: su pasión por la música y el amor hacia su madre

Me agarré a dos cosas: la música, unas mínimas esperanzas puestas en mí, y me agarré a mi madre, a pensar que suficiente tenía ya como para que un hijo suyo se quitase la vida”, comenta. Esa carta que no llegó a terminar fue su fuente de inspiración para comenzar a salir del pozo en el que se encontraba

“En diciembre del año pasado me metí en el móvil y me saltaron tres noticias seguidas de casos de bullying que acababan en suicidio y sentí un impulso por verme reflejado. Tardé unas tres semanas en terminarla”, reconoce emocionado en COPE. Y así nació '

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La canción de TikTok que lo cambió todo

Ismael encontró en la música su terapia. Por un lado con este rap le contaba al mundo lo que había estado sufriendo, denunciaba el acoso al que le habían sometido algunos de sus compañeros. Y por otro, descubrió podría ayudar a aquellos que estuvieran pasando por ese mismo infierno. Tras grabar la canción Ismael decidió darle la máxima difusión posible y para ello decidió grabar un videoclip para subirlo a las redes sociales. Para eso se puso a buscar colegios como escenario de grabación. Y se encontró con una desagradable sorpresa

Estuve buscando centros para hacer el videoclip, pero casi ninguno quería hablar de bullying y que ese problema esté ocurriendo en su centro”. Finalmente consiguió la autorización del Instituto de Educación Secundaria Ángel Ganivet de Granada, que le abrió sus puertas para rodar. El centro se volcó totalmente con el proyecto.

Hoy el videoclip ya se está compartiendo por redes sociales y cuenta con más de 30.000 reproducciones en Youtube y dos millones en Tik Tok. Un resultado que a nuestro protagonista le ha cambiado la vida. “Mi vida a día de hoy estoy muy contento, me dedico a hacer canciones sociales para ayudar al máximo número de personas posible. Me dedico a dar charlas en institutos de toda la provincia de Granada y me están llamando ya de Madrid o Barcelona, es mi sueño”.

De toda esta historia creo que podemos aprender algo. El propio Ismael, recalca -una y otra vez- la importancia de que, en caso de sufrir acoso escolar, lo primero que hay que hacer es contarlo. “Si lo estás sufriendo y te da miedo contarlo, cuéntalo, a tu profesor, a tus padres, a tu hermano, a tus amigos, a quien sea. Porque contarlo te puede salvar la vida”. Y además también es fundamental el papel de los padres en estos casos.

“Si tu hijo llega a casa y lo ves con ataques de rabia, que se encierra en su cuarto muy rápido, que evita algunos temas o mirarte a los ojos, son señales de alarma. Hay que estar muy pendientes”. La historia de Ismael refleja lo que muchos niños sufren cada día. Como el mismo dice lo primero es contarlo. Ojalá que su caso pueda ayudar a otros muchos que estén en una situación parecida a la que estaba él.

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