Lee un anuncio en el periódico y se cambia a un empleo que, ahora, va a desaparecer: "El último en España"

Mario cuenta en La Linterna cómo pasó de tener en bar en Madrid a, tras una broma de su mujer y un anuncio en el periódico, acabó en el Mediterráneo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Hay muchos empleos que en los próximos años van a terminar desapareciendo: relojero, librero, cartero, zapatero... Y el de Mario Sanz será probablemente uno de ellos. Jorge Bustos contaba este martes su historia en los micrófonos de La Linterna, donde el propio protagonista aseguraba que todo se trató de un golpe del destino, una broma con su mujer y un anuncio en el periódico.

Todo comenzó hace 30 años en Madrid, donde Mario se crió en el famoso barrio de Vallecas. “Tenía un bar de copas con mi mujer en Madrid y ella siempre decía que quería ir al mar”, una broma que se convirtió en recurrente. Una y otra vez hasta que un día, mientras ambos lo hablaban en el interior del bar en el que ambos trabajaban, comenzó a definir el futuro de ambos para las próximas tres décadas.

El mensaje en el periódico

“Una de las veces que estábamos hablando de ello vi en el periódico un anuncio de las oposiciones para far y le dije a mi mujer que me iba a apuntar y, si tengo suerte, te vas a hartar de mar”, cuenta el propio Mario en La Linterna. Y es que se trata de la profesión de farero.

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En España hay en torno a los 180 faros en nuestras costas, y se estima que haya aproximadamente unos 30 profesionales en todo el país en la actualidad, aunque se cree que en realidad sea una cifra más cercana a los 15. “Aprobé y, de pronto, tuve que irme sin saber ni siquiera lo que era un faro, éramos totalmente ajenos a ese tema”, comenta Mario Sanz Cruz.

Desde hace 32 años está a cargo de tres faros en la costa de Almería, el de Mesa Roldán, el de Mojácar y el faro de Punta Polancra, y tiene 63 años. Asegura en COPE que el oficio ha cambiado mucho, “porque antiguamente había que encender por la noche, funcionaban con aceite de oliva, paracina o petróleo”. “Desde que son automáticos ha cambiado mucho, antes había dos fareros por cada faro, y ahora somos uno por cada 3 o 4 faros”.

¿El último de su profesión?

Mario cuenta que técnicamente nunca ha sido un farero como tal porque, aunque es la palabra que aparezca en el diccionario, su trabajo tiene otra definición. “Realmente nunca hemos sido fareros, los primero que hubo en España eran torreros de faro, cuando entré yo éramos 'técnicos de señales marítimas' y, ahora, 'técnicos de sistemas de ayuda a la navegación'. De todo menos fareros”, bromea con Jorge Bustos.

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En España quedan pocos fareros y Mario explica que como están muy separados unos de otros, es difícil mantener el contacto. “Quedamos bastante pocos, como 15 en toda España, somos todos muy viejos”. Reconoce que lleva “esa presión de ser de los últimos”. Aun así, Mario siempre busca la forma de intentar ponerse en contacto con alguno de ellos para poder resolver una duda que siempre le ha generado cierta curiosidad.

“Hemos tenido algún contacto porque yo soy muy pesado y siempre voy buscando quién va a ser el último farero, pregunto a algunos si se van a jubilar o no los de cada zona”, asegura en La Linterna. Este farero madrileño no se ha quedado quieto, porque no sólo controla y mantiene los tres faros que están bajo su cuidado, sino que también en todos estos años ha investigado y escrito muchísimo sobre faros y además ha guardado piezas antiguas.

Todo esto para montar un museo en el faro de Mesa Roldán que se puede visitar, siempre con cita previa. Con estas visitas, Mario consigue sacar una sonrisa a muchos de sus visitantes, y eso para él, es una de las cosas más importantes que le da este trabajo. “A mí lo que más me alucine es la cantidad de gente que me viene diciendo que su mayor ilusión era ver un faro por d3entro. Y eso a mí me llena mucho, porque haces felices a los que vienen de visita, a la vez que me da pena que haya muchos faros que estén cerrados y no se puedan visitar”, concluye.

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