Diego Garrocho: "Sólo alguien como Juan Lobato conserva la fibra moral para quitarse del medio en un contexto cada vez más tóxico"
El profesor de Filosfía reflexiona sobre la dimisión del líder del PSOE en Madrid y los motivos que la han provocado
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¿Es rentable la virtud en la política? La pregunta, aunque pueda parecer algo ingenua, retoma un tópico que fue clásico en la filosofía política en Grecia. Autores como Platón o Aristóteles, y tantos otros hasta Maquiavelo, sostuvieron que el ejercicio de la virtud conduce de alguna manera a la felicidad y que ese buen hacer, por lo tanto, resultaría rentable.
A la relación entre la virtud y la felicidad, Séneca llegó a dedicarle incluso un libro entero con un adecuante título, 'De Vita Beata', es decir, La vida feliz o sobre la felicidad. Hoy ha dimitido Juan Lobato, un político que, más allá de las filias o de las fobias ideológicas, siempre fue educado en el trato y elegante en su forma de rivalizar con sus adversarios.
Gustará más o gustará menos, pero en un contexto de desprestigio de la palabra pública y de 'hooliganismo' extremo, la voz de Lobato, su prudencia e incluso sus maneras recordaban a la política de otro tiempo. Su último legado han sido frases con las que creo que casi cualquier demócrata podría estar de acuerdo.
La ley y la democracia están por encima de los dirigentes del PSOE, ha dicho, o el bien común tiene que estar por encima de cualquier posición política. En un tiempo en el que la política se derrumba por la ausencia de responsabilidades, es llamativo que el único que dimite tenga que ser alguien como Juan Lobato, o quizá no, porque sólo alguien como Lobato conserva esa fibra moral suficiente para quitarse del medio en un contexto que resulta cada vez más tóxico.
Pero tranquilas las filas, la ministra portavoz que llamó fruta podrida a su contrario, el ministro que insulta en Twitter o la vicepresidenta que ataca con bulos a su adversario político, esos siguen, que nadie se ponga nervioso, pero les seré sincero. La pregunta con la que he arrancado la intervención de hoy, es rentable la virtud en política, un día se la hice a uno de los pocos asesores políticos que respeto. Me sonrió, me miró y lamentándolo mucho me dijo que en política la virtud no es que rente, sino que se castiga y se persigue.
Y no me pregunten por qué, pero no he podido dejar de acordarme de estas palabras al tener noticia de la dimisión de Lobato. Creo que le irá bien, porque la diferencia de otros muchos creo que no ha hecho de la política ni un medio de vida ni una forma de identidad.