El filósofo Diego Garrocho señala si es ética la idea del Gobierno de pedir 18 datos personales a quienes vayan a hoteles
El profesor de Filosofía reflexiona en La Linterna sobre la privacidad y la intimidad y recuerda las tres vidas, según Gabriel García Márquez
Madrid - Publicado el
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Al final han dado marcha atrás, parece, pero con la excusa de la seguridad, el gobierno pretendía que cada vez que fuéramos a un hotel, tuviéramos que brindar hasta 18 nuevos datos que se reportarían inmediatamente a la Secretaría de Estado de Seguridad.
Entre los nuevos requisitos que imponía el Real Decreto, ahora frustrado, o al menos retrasado, la idea era que tuviéramos que especificar la relación de parentescos que se tiene con los menores que viajan, el lugar de residencia, el número de viajeros o la caducidad de la tarjeta y hasta el e-mail de quien lo tenga, que habría que añadir, porque parece que es obligatorio esto de tener correo electrónico.
Los hoteles deberían seguir siendo lugares en los que nuestra intimidad se mantuviera a salvo de la mirada de los gobiernos, y no estoy nada seguro de que una Secretaría de Estado sea el lugar para guardar registro de dónde y con quién dormimos.
Ya sé que se espera que cite a filósofos, pero tengo que recurrir a un literato como Gabriel García Márquez que decía que hay tres vidas, la pública, la privada y la secreta, y aunque no todo el mundo tenga el privilegio de tener una doble o una triple vida, me preocupa la manera en la que consentimos la intromisión del panóptico estatal en algo tan delicado.
Francis Bacon, este sí filósofo, en 1597 nos legó una frase tan cierta que acabó por convertirse en un verdadero eslogan: “el conocimiento es poder” y, hace cuatro años, Carissa Véliz, una colega de la Universidad de Oxford, escribió un libro que fue absolutamente pertinente con un título que enmendaba el de Bacon. Lo que decía Carissa Véliz es que “la privacidad es poder”.
Cuiden de su vida íntima y custodien con celo sus secretos, que confío y espero que sean muchos. Aunque el ministro del Interior se haya visto obligado a dar marcha atrás, me temo que la intención queda, y solo eso es preocupante. Y por cierto, un último detalle, si les interesa la distinción entre privacidad e intimidad, no dejen de leer 'Intimidad', un valioso ensayo escrito por José Luis Pardo, uno de nuestros mejores pensadores.