Le avisan de que su hijo no vivirá más de 12 meses y la decisión del padre hace que, 46 años después, el niño siga vivo

Expósito cuenta la historia de Pablo, a cuyo padre le dijo el pediatra cuando acababa de nacer que no seguiría vivo después de un año

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Pablo Delgado de la Serna es un ejemplo de lucha. Un hombre que, cuando relata su testimonio muchos aprenden cómo afrontar una vida con dificultades y ser feliz. Y es que ha conseguido ser profesor de fisioterapia, aunque la enfermedad le ha acompañado desde que nació. Una historia que contaba este viernes en La Linterna Ángel Expósito y el propio protagonista, que ha terminado emocionándose durante el relato en la radio.

La decisión del padre de Pablo

“Tengo la suerte de que mis padres dijeron sí a la vida en su día”, cuenta el hombre, ahora de 47 años, en los micrófonos de COPE. Y es que cuenta una anécdota reveladora de cuando apenas había cumplido seis meses y que marcó su vida. “Mi padre era médico y vino de trabajar y dijo mi madre “José Ignacio, mira que gracioso el bebé, que se ha bebido un biberón de agua. Con 6 meses los niños no beben agua, entonces a mi padre no le gustó que yo bebiera agua”, explica en La Linterna.

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Bebé recién nacido

Así, su padre le llevó a ver al pediatra, un compañero de carrera que, además, era uno de sus mejores amigos, y que le dio una información fatal. “Después de hacerme pruebas le dijo “José Ignacio, el niño no llega al ángel, no lo machaques a pruebas y a cosas”. No obstante, el padre de Pablo Delgado de la Serna tomó una decisión muy diferente a pesar de que se fue a ver un médico tras otro y todos le decían lo mismo: nunca se rindieron.

El viaje de Pablo para seguir vivo

Así, en estos 46 años, Pablo ha pasado por 35 operaciones, 3 trasplantes, una amputación de una pierna y 3 años en diálisis, aunque ese historial no ha frenado sus ganas de comerse la vida. Desde pequeño ha atravesado diferentes etapas que le han permitido ser muy consciente de las pruebas a las que se ha enfrentado. Con el paso del tiempo ha llegado a la conclusión de que la mejor forma de afrontar la vida es aceptarla.

“Si nos pasamos la vida pensando en lo que no tenemos y lo que no podemos hacer, es una amargura y, si aprendemos a amar lo que nos toca y lo que podemos, pues la vida puede ser, entre comillas, cómoda”, explica en La Linterna Delgado de la Serna. “Yo llevo un mes tumbado en una cama y leo 5 o 6 horas por la mañana, escucho la radio por la tarde, tengo alguna visita y se me pasan los días volando, porque he aceptado lo que me toca y lo que tengo”.

Y es que Pablo, reconoce en COPE, ha aprendido a valorar el día a día, a disfrutar de cada minuto como si fuera el último: “Yo todos los días cuando me meto en la cama busco cosas positivas y es que tengo mucho más por lo que dar gracias que quejarme y en parte es actitud. Muchas veces no es como viene la vida, sino cómo la afrontamos”.

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Fotografía de Pablo en el hospital

Pablo se emociona con Expósito

En un momento de la entrevista, Pablo se ha emocionado al hablar de las dos personas que le acompañan incondicionalmente, su hija Amelia de 5 años y su mujer Sara, que son los pilares de su vida. “Sara yo siempre digo que es el mayor regalo que me podía haber tocado en la vida porque Sara ha elegido la enfermedad. A mí me ha tocado ser enfermo, no puedo evitarlo y a Amelia le ha tocado un padre enfermo, no puede evitarlo. Pero Sara se ha puesto esa mochila y la elige cada día y la elige con amor y la elige con ilusión y la elige con entrega absoluta y la elige con absoluto desinterés y eso es una pasada”, confiesa sobre su mujer.

Debido a su enfermedad últimamente ha pasado mucho tiempo con ellas. Esto no solo le ha permitido recargar las pilas cada día sino también crear y almacenar recuerdos que Amelia, su niña, va a guardar con cariño toda la vida, como asegura a Expósito. “He tenido la suerte de tener cuatro años de baja en los últimos seis y poder estar muchos años con Amelia juntos y compartir muchas cosas y como digo yo llenar el frasquito de los tesoros, el tesoro de los recuerdos, porque yo no sé cuándo me moriré, nadie lo sabe”.

“Yo estoy muy enfermo, entonces no sería ilógico que yo me muriera joven. Si me muero joven pues que tuviéramos muchos recuerdos juntos, que ella pudiera tener muchos recuerdos de su padre y aunque bueno, con el tiempo se le olvide la voz a lo mejor o la cara o lo que sea, pues que sepa que fue una niña muy querida, que fue una niña muy deseada”.

“El peor día de mi vida”

Pablo no puede hablar de su familia, sus amigos, Sara y Amelia sin emocionarse, ya que son quienes le ayudan a seguir adelante. Le han apoyado incondicionalmente y le han hecho ver que no existen excusas para hundirse y no buscar lo positivo, como en el día en el que le amputaron una pierna. “Yo recuerdo el peor día de mi vida, ese día que me cortaron la pierna, el 2 de febrero de 2021. Había un brote de COVID en mi planta y no pudo entrar nadie a verme, toda la semana”.

“Y esa misma noche estábamos hablando Sara, Amelia y yo, estábamos haciendo una videollamada y se le ocurrió decirme a Sara “¿qué tal estás?” Y dije, “a pierna suelta”. Bueno, nos entró un ataque de risa tremendo, hice un pantallazo y el peor día de mi vida me acosté con el recuerdo de la sonrisa de mi mujer y de mi hija y mía”.

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Fotografía de Pablo con la prótesis

Pero, cuando no está en el hospital o con su familia, Pablo se vuelca en la docencia, es profesor de fisioterapia. Sus clases son lecciones magistrales de vida. “Yo intento no ser profesor, porque tengo la teoría que profesor puede ser cualquiera. Yo intento ser maestro de mis alumnos, y entonces les cuento muchas anécdotas de mi enfermedad. Les hablo de la muerte porque nadie habla de la muerte en esta vida y está ahí, es lo único que tenemos todos en común, que nos vamos a morir. Y entonces, además de enseñar los contenidos, pues intento que vean que la vida es una pasada”, concluye orgulloso.