Luis del Val: "Si consideramos que todos descendemos de antiguos invasores, podríamos volver a hablar de los pájaros que no necesitan pasaporte"

Es el problema del siglo XXI. Los pájaros que vuelan por el cielo no necesitan pasaporte para atravesar las fronteras, pero en la tierra tenemos límites y cercas, vallas y muros que señalan territorios y diferencias. La historia de la humanidad es una historia de desplazamientos que comenzó en África Oriental hace unos dos millones de años y cuyos cambios más fundamentales han sido debidos precisamente a causa de las migraciones.

Más recientemente los extranjeros, que en Roma llamaban bárbaros, terminaron con el imperio romano y desde entonces todos los imperios han sido sustituidos por una invasión, sea militar y guerrera o pacífica y paulatina. Siempre ha sucedido y siempre causa conflictos, tensiones, miedos y problemas.

Si consideramos que un país es la casa de una sociedad muy grande, debemos reconocer el derecho de los habitantes de esa casa a seleccionar los visitantes que acogen. Si consideramos que todos descendemos de antiguos invasores, podríamos volver a hablar de los pájaros que no necesitan pasaporte.

Ni la raza, ni el idioma, ni las costumbres nos hacen ser mejores o peores unos de otros. Pero si alguien se cuela en nuestra casa y se instala en el pasillo, es normal que los habitantes de esa casa se nieguen a aceptar una visita que no conocen y que se queda a vivir allí. La caridad y el amor al prójimo chocan con las leyes. La compasión y la emotividad se enfrentan al derecho a defender el territorio común que sostienen y hemos conformado durante siglos. Es un problema complejo desde cualquier esquina de la economía, la religión, la sociología y hasta la cultura. Y cada esquina es una arista y cada arista un punto en el que nos podemos hacer daño al chocar. El gran problema de este siglo.