Luis del Val: "No olvidemos que el ataque terrorista a Israel fue provocado para evitar que Israel, Arabia Saudí y Estados Unidos firmaran un acuerdo"

El maestro, Luis del Val, reflexiona en La Linterna sobre la situación que se vive en Oriente desde hace ya más de un año, cada día más agravada

Luis del Val

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Allí empezó todo, siempre empieza todo allí y me envuelve la melancolía, sobre todo cuando he escuchado al hermano Marista, porque precisamente Ángel, el próximo viernes nos vamos a reunir a comer, una docena de amigos, los mismos que a principios de este siglo, en un viaje inolvidable, pasamos desde Turquía a Siria en busca de Palmira, donde pernoctamos en el hotel que había en esa ciudad de hermosos restos y ruinas, que destrozaron en gran parte los primos de quienes ahora han despachado a un déspota cruel para instalar posiblemente un cruel despotismo.

Algunos europeos no saben que eso es parte de Mesopotamia, que significa entre dos ríos y que, como tú decías, entre el Tigris y el Éufrates se creó nuestra civilización y allí se descubrió la escritura, la gran revolución en la historia de la humanidad. Algunos europeos observan con ignorante superioridad de sus territorios, hundidos hoy en el fundamentalismo y en la falsa creencia de que volver a las raíces de la intolerancia y la crueldad será volver a los tiempos de esplendor. Desgraciadamente se quedaron en la Edad Media y las guerras de religión y no han tenido un renacimiento.

No va a venir con los nuevos déspotas porque mientras los cristianos nos dividimos en protestantes, ortodoxos, católicos y demás familia sin sentir necesidad de matarnos entre nosotros, suníes y chiitas se odian. Y no olvidemos que el ataque terrorista a Israel fue provocado para evitar que Israel, Arabia Saudí y Estados Unidos firmaran un acuerdo. Soy pesimista y creo que habrá más inestabilidad en la región. Lo único bueno es que a Putin se le ha estropeado su salida al Mediterráneo.

Y el próximo viernes en la comida recordaremos nuestro viaje por el desierto hasta llegar a Palmira y Alepo todavía no destrozada, casi dos millones de habitantes, cientos de automóviles y un solo semáforo en toda la ciudad. Pero no miréis con superioridad cateta. Allí se descubrió la rueda, la astronomía y poder convertir el pensamiento y las emociones en palabras.

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