Los empleados del banco de alimentos de Madrid se llevan un aplauso por ser héroes para los hambrientos
Julio César Herrero ensalza a quienes han ayudado a la institución a recaudar más de un millón de kilos de alimentos
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Al banco de alimentos de Madrid
Puede que en algún momento hayan pensado que esto de aplaudir ya resulta cansino. Incluso, puede que ustedes se encuentren entre quienes al principio salían todos los días; luego fueron espaciándolos y, desde hace ya varios, hayan dejado de aplaudir. Quizá puede que eso haya coincidido con el inicio del desconfinamiento. Cuando se empezó a doblar la curva, ¿se acuerdan? ¿Qué pena, no?
No se preocupen, que no tengo intención de agobiarles la conciencia. Sobre todo, porque creo que eso que ha ocurrido es normal. Al principio se coge con ganas, sobre todo cuando uno cree que se necesita. Y en algún momento uno llega a la conclusión de que ya no es como antes y no hace falta. Y quizá sea verdad. Pero miren: si no quieren aplaudir más, al menos sigan impresionándose con los buenos gestos, con las buenas obras, con la buena gente.
Más de 35 mil personas han echado una mano durante quince días para que el Banco de Alimentos recaudara más de un millón de kilos de alimentos. ¿No es maravilloso? Porque si hasta hace unos meses los alimentos llegaban a 130 mil personas; ahora los piden 190 mil. Porque esta crisis afecta a la salud y al sistema de salud. Pero sus consecuencias afectan a la economía. Y quienes están ahí para dar de comer se convierten, en cierto modo, en héroes cotidianos para las personas que tienen hambre. Y eso, se merece un aplauso. O mejor, que donen un kilo.